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Interminable, así es como la mayoría veía a aquella noche, cada vez los pedazos de paredes se amontonaban en el suelo junto a cuerpos de inocentes y culpables, el tiempo no parecía correr dentro de los terrenos que albergaban aquella lucha, esos que seguían de pie ya empezaban a perder la noción del tiempo cuando en sus cabezas solo pensaban en defenderse y evitar morir a manos de los mortífagos o los escombros que caían a causa de los hechizos.
¿Cuánto más puedo seguir luchando? Se preguntaban cada uno de los que corrían o lanzaban hechizos, porque ciertamente parecía que la cantidad de seguidores de Lord Voldemort solo aumentaba, por cada cuerpo caído estos parecían seguir apareciendo con más fuerza, de verdad ahí afuera existían personas que creían que toda esta matanza estaba bien, preguntarse si alguno de ellos habría tenido que esperar a ver todas las vidas perdidas para darse cuenta de lo descabellado que era todo era una pérdida de tiempo.
Victoria sintió asco por una vez creer que todo esto era lo correcto, por siquiera haber tenido la idea de que por ser sangre pura era superior a todos, porque ciertamente los cuerpos en el suelo se veían igual, quienes estaban todavía peleando se veían igual.
— ¡Victoria! —la mencionada se dio la vuelta y sintió los brazos de Camille rodearla con fuerza— Estaba tan preocupada.
— No vayas a llorar.
— Aguafiestas. —susurró mientras se separaba de ella y veía el pasillo solitario— ¿Qué hacías aquí?
— Vengo de que casi me aplaste una pared. —respondió señalando a los escombros que cubrían parte del pasillo, aquel lugar parecía haber sido olvidado debido a la destrucción. Eran unos segundos antes de salir y volverse a encontrar con el caos— Tenemos que salir de aquí.
— Espera, ¿Puedo decir algo?
— No es el mejor momento, Camille.
— Solo será un segundo. —Victoria asintió— Una vez que salgamos de aquí quiero que conozcas a tu medio hermano.
— Peor momento no pudiste encontrar, ya te dije que...
— Se lo que dijiste, pero incluso si dices que no te importa lo hace, pero él tiene tu sangre, no importa cuánto lo niegues, no vas a darle un cierre completo hasta que sepas todo, no te pido que compartan una cena de navidad todos los años solo que sepas su parte de la historia.
— ¿Por qué te importa? —inquirió.
— Porque me importas y una vez que Harry gane quiero que empieces de cero, quiero que seamos felices.
— Estás muy segura de que va a ganar.
— Apostaría mi vida.
— No seas extremista. —reprochó, pero después suspiró— Sobrevive para el final de esto y tendremos unas vacaciones en Sevilla. —Camille sonrió— Pero tienes que sobrevivir, ahora vámonos de aquí.
— ¡Una cosa más!
— Esta mierda puede caer en cualquier...
— Draco está en el castillo. —interrumpió dejando a Victoria en silencio por unos segundos— Yo... Solo quería que lo sepas.
— ¿Cambiaría algo el que fuera a buscarlo? —preguntó más para ella que para encontrar una repuesta en Camille, esta última la vio salir del pasillo y solo pudo suspirar.
La horda de hechizos volvió a hacerse presente, Camille solo podía estar atenta a cada uno de ellos para no ser impactada por alguno, rendirse no estaba en su vocabulario y todo eso gracias a la misma rubia con la que entabló una conversación hace menos de dos minutos.
Victoria era fuerte, necesitaba ser fuerte, la imagen que tenía siempre fue una que usaba porque le tenía miedo a caer y que no hubiera nadie para sostenerla, Camille pudo ver eso en ella la primera vez que vio su mirada perdida en uno de sus libros mientras escuchaba a su costado como hablaban de ella, la niña de once años en aquel entonces se levantó de su asiento y se colocó a su lado, Camille ciertamente no podía evitar que cayera pero aun así se quedó ahí junto a ella esperando que se diera cuenta que si caía ella iba a seguir ahí.
Camille sabía que cada persona resultaba ser más compleja que otras, incluso si Victoria Pieterse y Draco Malfoy eran personas relativamente iguales a la vez resultaban ser un mundo aparte, porque incluso si Victoria tenía miedo a caer y que nadie la atrapara, Camille pudo ver en la mirada de Malfoy durante su sexto año cuando veía a su amiga que él probablemente tenía miedo de caer y arrastrarla consigo.
Pero Victoria era fuerte, Camille James sabía que Victoria era fuerte y que sabría levantarse para seguir mostrándose como aquella chica que no se dejaba tocar por nadie, muestra de ello era como aún con todo lo que tuvo que vivir estaba ahí peleando al lado de alguien a quién jamás le habría abierto su mano si no era por su propio beneficio.
Victoria Pieterse, la caja de sorpresas que nadie se atrevería a abrir, pero que quienes lo hacían solo podían encontrarse con alguien completamente diferente, la Victoria actual no era nada comparada con la de hace unos años, la de aquel entonces se habría cortado una mano antes de tener que luchar por otro, pero ahí estaba ella corriendo por entre los escombros protegiendo a quienes podía.
Arrepentimientos, eso era lo que algunos podían pensar, lo que pudieron haber hecho mejor, lo que quizás no debieron haber hecho, en los últimos momentos de una persona su cabeza no deja de pensar en varias cosas, hasta que lentamente deja todo vacío, porque en eso se terminaba, en la absoluta nada, pero quienes nunca tuvieron algo estaban acostumbrados a estar ahí.
El cuerpo de uno de sus compañeros estaba en el suelo, sus ojos no tenían vida, Victoria se detuvo ahí tan solo unos segundos cuando una persona a lo lejos llamó su atención, su corazón latió aún más rápido si es que eso era posible, su boca se abrió para gritar su nombre, pero fue interrumpida ante el repentino sonido de un gemido de dolor y la risa psicópata de alguno de los seguidores de Voldemort.
Un segundo de atención fue lo que necesitó, su mirada se desvió de su objetivo y su cuerpo se movió automáticamente, como si hubiese sido impulsado por algo mucho más grande que su cordura.
Incluso si la noche resultaba interminable para unos, para otros tan solo fue unos segundos.
