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Megan'Pov

-¿Cómo haremos la limpieza de su cuerpo? -pregunto.

-Bueno, para una persona poseída lleva agua bendita, cruces y recitar pedazos de la biblia obligando al ente o demonio a dejar el cuerpo, pero no es igual cuando se trata de un brujo. -explica Sami.

-¿Entonces que debemos hacer? -pregunto.

-Necesitaré de tú magia Megan, nosotras dos debemos ayudar a Ryan a expulsar al demonio de su cuerpo. Tiene que encontrar esa situación que baja sus defensas y permite que un demonio juegue con él. -hace una pequeña pausa y mira a su amigo. -Sin importar cuanto lleve, debe soltarla, dejarla ir, superarla, como quieran decirle. Todos tenemos nuestros bajos y altos, pero cuando los bajos se vuelven más frecuentes, los altos disminuyen al igual que las defensas de nuestros cuerpos. Es algo natural.

Tiene sentido, solía dolerme la cabeza cuando le daba muchas vueltas a un asunto o la garganta cuando me guardaba todas aquellas cosas que sentía. Desde que me convertí en un ángel, no solo crecí como persona... o como ángel, madure y deje de sufrir aquellas cosas de una vida humana, me rodee de personas increíbles, que me mostraron que la vida puede darte muchos golpes, pero siempre aprendes a levantarte. Y digo "aprendes", por que no todas las caídas son iguales. A veces solo caes y no quieres levantarte o sientes que es demasiado para ti intentarlo.
Entonces es cuando "aprendes" a hacerlo, una y otra vez.
La vida siempre está enseñándonos.

-Entiendo, lo intentaré. Es decir, lo haré. Quiero mis poderes de nuevo y a ese maldito demonio fuera de mi cuerpo. -dice Ryan, decidido.

-Esta bien, necesitaré que nos tomemos los tres de las manos, Ryan, haré que Megan y yo entremos a tu mente. No físicamente, como espectadoras, solo podremos ver, tú deberas encontrar el problema. -Ryan asiente y toma la mano de Sami y la mía.

Mamá se encuentra a un lado, con Jason y Chase mirando algo confundidos. Eliana sigue en el sillón, aún con cara de desinterés.

-Bien, cierren los ojos y no los abran por nada en el mundo. -nos indica Sami. -Ryan, concéntrate en dejarnos entrar, necesitamos tu consentimiento para poder ver lo que sucede allí dentro.

Cierro mis ojos y oigo mi propia respiración mezclarse con el silencio de el refugio. Siento mi pulso, calmado y repetitivo.
De pronto oígo una voz, la de un niño, quiero abrir los ojos pero recuerdo que Sami dijo que no lo hiciéramos.
Me mantengo escuchando.

-Papá... -un susurro de aquella pequeña voz de niño.

-Ahora no Ryan. -dice otra voz, esta es la de un hombre mayor, gruesa y áspera.

Me veo transportada a una habitación oscura, hay una pequeña luz de vela iluminando el rostro de un hombre adulto. Tiene un libro sobre su regazo, la imagen se vuelve mas clara a medida que se va acercando a este hombre.
Puedo ver que luce joven, de unos 30 y tantos, su cabello es castaño como el de Ryan y unos anteojos descansan sobre el puente de su nariz.

-Pero papá... -vuelve a decir el niño. Esta vez el hombre levanta la mirada.

Puedo notar que como siempre que me veo transportada al recuerdo de alguien más, la persona que habla es la que se mueve y controla todo.
Como Sami ha dicho, solo podemos ver. Los recuerdos no se alteran o borran.

-¿Qué quieres? -dice bruscamente el hombre.

-Puedo hacer cosas que los otros niños no, se rieron de mi cuando les dije que podía levantar una piedra con la mirada. Soy especial. -la voz del pequeño Ryan me resulta muy tierna e inocente.

Duality #2 (Terminando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora