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2 meses después:

Hace un mes atrás pensaba que en este momento ya no tendría tanto miedo de que algo más sucediera, pero el miedo sigue intacto dentro de mi, debajo de mi piel, me acecha cada noche. Me visita, me altera y no me permite dormir.
Las ojeras debajo de mis ojos me delatan.
Cada noche las últimas palabras de Lilith rondan por mi cabeza una y otra vez. "Veras que el bien en él se acabara, luchará contra si mismo por que esta en su raza ser malo. No puede evitarlo, no importa cuanto quiera."
Les doy mil vueltas, las analizó una y otra vez sacando conclusiones, me repito cada noche que no son más que mentiras. Pero, ¿por qué Lilith, la madre de los demonios, me mentiría sobre Payton?
Yo se que realmente no hay maldad dentro de él y a pesar de su raza, jamás ha atacado por instinto a nadie a menos que sea por el bien de la manada o para protegernos. Tiene sentimientos como yo, como los humanos. No sería capaz de ser tan desalmado como un demonio.

-Cariño, sabes que puedes decirme lo que sea. -veo la notable preocupación en el rostro de mamá.

No quiero molestarla con mi absurdo miedo ahora, todos estamos algo tensos y nerviosos, ese día no parecía que la guerra fuera a terminar allí, sentí que algo había quedado pendiente en el aire, algo que todavía no logro comprender.


-No es nada, solo sigo algo asustada por todo. Tengo miedo de relajarme, tomarme las cosas con calma y que algo ocurra. -le confieso solo una parte.

-Cariño, lo peor ya ha pasado. Debes sentirte orgullosa de ti misma, lograste que las cosas salieran bien. Si pudiste contra Lilith, podrás contra cualquier cosa. -me acaricia la mejilla, sus palabras me hacen sentir un poco mejor.

La realidad es que no pude contra Lilith, si Azrael no hubiera estado allí ese día, probablemente no lo hubiera logrado.

-Gracias mamá. -le digo rodeando mis brazos en su cuello. Me corresponde de inmediato.

La suelto y me dirigió a la sala de espadas, Payton practica a diario desde la guerra contra Lilith, siempre vengo a aprender de él.
Cuando me ve entrar sonríe y se muerde el labio inferior.


-¿Te atreves a volver después de que te venciera ayer? -me pregunta secando un poco de sudor de su frente.

Sus alas negras se mueven detrás de su espalda. Aún no me acostumbro a verlas, pero cada vez que lo hago me sorprendo como la primera vez.

-Hoy no te dejaré ganar tan fácil. -tomo la espada de mi padre.

Me acerco un poco a él, dejando una distancia razonable y sonrió esperando a que ataque primero.

-Las damas primero. -me dice, gira la espada en su mano. Juega con ella y me distrae.

-Pues ve primero entonces, tú eres la dama. -se ríe dedicándome una sonrisa.

Pasa la espada cerca de mi, sin lastimarme.

-¿La damisela tiene miedo de hacerme daño? -le pregunto en un tono sarcástico.

Esta vez se acerca con un movimiento rápido y pone la espada en mi cuello, pero soy más rápida y con un codazo en el estomago logro que se le caiga al suelo. Ahora yo pongo la espada en su cuello, me sonríe.

-Te dije que no te dejaría ganar tan fácilmente. -no puedo evitar mirar sus labios, me tientan a besarlo.

Las cosas no han avanzado mucho después de ese beso. No nos atrevemos a volver a hacerlo, tenemos miedo de ser desterrados. Los dos dijimos que lo arriesgaremos todo, pero aún no estamos seguros.

Él mira mis labios ahora y suelto la espada de su cuello. No puedo aguantarlo, me acerco más a él. Uno nuestra frente, luego nuestra nariz. Pero ninguno se atreve a dar el siguiente paso. Es un pecado para mi tocar sus labios, tan solo tenerlo tan cerca es un pecado.
Aunque nadie ocupe el cargo de jefa allí arriba, los arcángeles no se lo tomarían bien y sería desterrada de inmediato.
A pesar de que el arcángel Miguel bajo y dejo claro que honra la ayuda que ha sido Payton, no quiere decir que acepte que un ángel tenga sentimientos por un ángel de la muerte. Y ahora uno más que oficial, ya que no solo sabe que es hijo de Azrael, sino que ha recuperado sus alas también.

Payton no aguanta tanto como yo. Me toma de la cintura, haciéndome tirar la espada al suelo. Nuestros cuerpos se unen por completo. Paso mis brazos alrededor de su cuello y me pongo en puntitas, ahora nuestros labios están un poco más cerca.

-Hazlo. -le ordeno en un susurro lleno de deseo. No puedo seguir aguantando.

No lo duda siquiera un segundo y une nuestros labios. La suavidad de los suyos los hace perfectos y su tamaño encaja como un rompecabezas contra los míos.
Nuestros movimientos lentos nos permiten disfrutarlo.
Me gustaría poder hacer esto más seguido. Pero ahora mismo nos estamos arriesgando.
Muerdo su labio inferior y cuando vuelvo a su boca jadea en la mía.

Me separo de él rápidamente cuando escucho ruidos fuera de la habitación. Él me suelta igual de rápido. Los dos vemos a Jason parado en la puerta. Alza las cejas sorprendido.

-Como que lo veía venir y a la vez no. -dice cruzándose de brazos. -Tranquilos que no los delataré. Pueden seguir intercambiando saliva y gérmenes. Yo me voy a buscar una buena presa, el hambre me esta matando. -desaparece de nuestra vista con rapidez.

Volteo a mirarlo y él hace lo mismo, cuando nuestras miradas se encuentran soltamos una carcajada, casi al unísono.
Todo el miedo parece desaparecer con él. Las preocupaciones, las preguntas sin respuestas, las conclusiones, las teorías, los pensamientos incontrolables. Todo deja de existir con tan sólo mirarlo.
Todo en él me atrae y por dentro siento tantas cosas inexplicables.
Se que cada vez que lo miro y mi corazón se sale de su lugar, algo muy dentro me grita peligro. Por que su sola presencia es peligrosa.
¿Qué pensarían los demás ángeles si supieran que estoy enamorada de un ángel de la muerte?, ¿Qué pensarían si supieran que nos hemos besado y que planeamos perderlo todo para poder estar juntos?
Sé que no debería importarme lo que los demás piensen. Pero son mi raza, cada uno de ellos son como yo. Aunque yo posea poderes de ángel de la muerte, soy igual que ellos.
Su opinión no es como la de un humano inmortal. Ellos vivirán mucho para juzgarme y si una vida promedio humana es suficiente para vivir llena de prejuicios, no quiero imaginar como sería la vida de un Ángel que vive casi infinitamente.

Tengo miedo de arriesgarlo todo, de perder lo que soy y lo que me llevo tanto tiempo descubrir, por alguien que tal vez en un futuro no sea lo que espero.
El miedo es recurrente en mi. Pero he aprendido a controlarlo durante el día. Solo durante las noches, cuando el silencio en el refugio es notable, mis pensamientos me consumen, me descontroló, y es ahí cuando el insomnio aparece.

-Encuéntrame esta noche en nuestro lugar. -me dice Payton saliendo de la habitación.

Duality #2 (Terminando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora