Cuando entro en la sala Jason se me queda mirando algo desconcertado y se que debe ser por la palidez de mi piel o las ojeras bajos mis ojos.
-¿Estas segura de que te sientes bien? -pregunta.
-Eso creo. -respondo. -¿No habrá algo que pueda hacerme sentir mejor?, como un exótico té de hierbas que tú madre trajo de uno de sus viajes o algo así. -propongo.
-No lo creo. A menos que quieras una transfusión de sangre. Pero es imposible, tú sangre angelical es irremplazable.
-No importa, tratare de no desmayarme. -me mira con desaprobación. Se que quiere que me quede acostada, como debería, pero es de extrema importancia que consiga a alguien para mantener esta manada de pie.
-Esta bien. Sígueme, mis muchachos nos esperan fuera. -me conduce hasta una puerta trasera que da a un patio.
Jamás había estado aquí y a pesar de la escasa iluminación, puedo distinguir una grupo de cuerpos moviéndose a lo lejos.
Una ventisca me recorre y me maldigo por no haber traído un abrigo. Espero el frío no aumente o terminaré en un hospital con los mortales analizando mi cuerpo y luego, una serie de científicos preguntado por qué la genética de mi sangre no encaja con ninguna otra.
Un silbido me aturde de repente, ha sido Jason, llamando la atención de sus muchachos. Los veo dirigirse rápidamente hacía nosotros.
Las miradas empiezan a ponerme nerviosa. Nadie dice una palabra o pregunta cómo termine en un estado tan débil, ya deben de saberlo. Uno de los chicos mira mi muñeca, donde noto por primera vez que mi piel se ha puesto totalmente morada, y dos grandes puntos son notables. La escondo detrás de mi espalda y me miro los pies, tratando de evitarlos a todos.
Jason se aclara la garganta.-Espero hayan practicado ya lo suficiente, no dejare pasar siquiera una equivocación en esta prueba. Necesito que sean perfectos, mantener una manada no es trabajo de cualquier vampiro. Deben entender que es vital que sean concientes de lo difícil que resulta a veces. No me iré para siempre, de hecho, no dejare de ser su jefe. Simplemente necesito a alguien a cargo mientras soluciono otras cosas primero. El que tenga el privilegio de quedarse con mi puesto, deberá informarme sobre absolutamente todo. Mi madre sigue siendo la dueña de la mansión y por lo tanto, de todo lo que hay dentro de ella. Cualquiera que intente robar o usurpar, ya sea una botella de licor caro, sera castigado. Los conozco, a cada uno de ustedes. Yo los traje aquí, yo los forme y los eduque como vampiros. Solo deben prometerme ser respetuosos entre ustedes y cuidadosos ante todo.
Jason termina su discurso con un largo suspiro, no quiere dejar a su manada, pero tampoco quiere quedarse. Entiendo su confusión.
-Megan, quién ha sido entrenada por el mejor ángel que poseía el cielo, estará estudiando y analizando cada uno de sus movimientos. -noto las miradas nuevamente posandose en mi. Me siento obligada a decir algo.
-No tomen en cuenta mi situación actual, si pudiera, yo misma los ayudaría a pasar la prueba. -agrego.
Visualizo a Ezra a un lado, solo. Parece no oír nada de lo que sucede a su alrededor. Mira hacía todos lados, juro que puedo notarlo algo inquieto.
-Bueno, creo que es hora de que empezemos. -dice Jason.
Las voces masculinas se alzan junto con los brazos, muchos de ellos anuncian que quieren ser los primeros.
-¡Basta! -grita Jason, tratando de calmarlos. -Yo voy a elegir.
Miro a Jason, se cruza de brazos y visualiza a sus muchachos con cuidado. Su mirada se detiene en alguien y la sigo para ver ha quién ha elegido. Ezra. Es el único que se mantiene neutro, no parece estar emocionado o nervioso.

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Duality #2 (Terminando)
Fantasía○Segundo libro de la trilogía Ángeles y Demonios● Payton es para Megan como una llama de fuego, sabe que solo acercarse a él puede ser peligroso. Un solo toque la hará arder, pero también tiene claro que es el único que puede sacarla de la oscuridad...