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Luego de comer su madre me ofreció un té, que con mucho gusto acepte, Jason fue en busca de sus muchachos para que se presenten ante mi y mientras tanto su madre me habla de los exóticos viajes que ha hecho. Debo admitir que estoy embobada, esta mujer es mucho más increíble de lo que imagine. Tiene una forma de hablar tan... singular, cada palabra que usa me resulta nueva cuando sale de su boca. Desearía poder llamarla abuela, aunque eso no quitaría la ausencia de la verdadera. Sus aventuras con hombres de otros continentes y países, son las mejores de las historias que alguna vez me contaron. Dice que le gustaría hacerme un tour por la casa, pero su hijo tiene la idea de presentarme a sus muchachos antes de que eso suceda.
Tomo otro sorbo de té cuando visualizo a Jason entrando de nuevo en la habitación, le hace una seña a su madre con la cabeza y se queda parado en el umbral de la puerta.

-Vamos cariño, mi hijo ya reunió a sus muchachos en la sala. -me indica Taylor.

Dejo la taza sobre una mesa ratona con un delicado borde de oro y una base de vidrio.
Me levanto y alisó mi vestido negro que recuerdo haber usado solo una vez en toda mi vida, hoy. Lo compre en una vieja tienda cuando papá, mamá y yo íbamos de viaje a la playa. Es apretado en la cintura y abierto en las piernas, no me llega un poco más arriba de las rodillas, pero recuerdo perfectamente que antes me llegaba debajo de las mismas. Lo que me indica que he crecido un par de centímetros desde la última vez que me lo probé en la tienda.
Cruzo el umbral con Jason observándome como un depredador, me recuerda a la primera vez que lo vi parado en la puerta de entrada, la primera noche que descubrí esta otra cara del mundo.

Cuando cruzo el umbral unos 20 muchachos, no más grandes que yo de apariencia, aparecen en mi campo visual. Están todos vestidos de distintas formas, lo que me da a entender que todos provienen de distintas clases sociales y distintos lugares. La mayoría tiene el cabello castaño claro o oscuro, también de un negro ceniza que me recuerda al cabello de Mason. Pero hay uno de ellos que destaca entre los demás, tiene el cabello y la piel tan blanca como la nieve o más. Me concentro en su estructura física y cuando miro directamente a sus ojos un escalofrío me recorre completamente la nuca. Sus ojos son de un rojo sangre que contrasta con su piel, literalmente parece que estuvieran inyectados de sangre. La pupila que debería ser negra, es también roja, pero de un rojo algo más oscuro, lo que me hace distinguir que tiene pupilas. De otra forma no me daría cuenta.

-¿Recuerdan que les dije que debía irme para ayudar a alguien? -les pregunta Jason a todos. -Esta es la persona... o debería decir ángel por la cual me fui por un tiempo. -les explica.

-¿Eres un ángel de verdad? -me pregunta uno.

-Sí, lo soy. -noto el asombro en sus miradas cuando confirmo sus sospechas.

-Es un gusto poder conocerte. -dice otro. -Jamás había visto a un ángel antes, de hecho creí que no existían y que el cielo era probablemente un tonto invento de los mortales.

-Es un gusto poder conocerlos también. -les sonrío amablemente. -Debo admitir que yo pensaba igual al principio, pero cuando me convertí en ángel y viaje al cielo, confirme la duda de muchos. Pero no debería decirles que crean en el cielo o en Dios. Tampoco estoy segura de que exista un Dios, ni siquiera siendo un ángel. Nadie en el cielo ha tenido el privilegio de verlo, así que no podría decirles con certeza que existe uno. Pero puedo confirmar que existen millones de ángeles que día a día se encargan de mantener el orden aquí. -explico.

-¿Tú crees que exista un infierno?, ya que existe un cielo. -me pregunta un muchacho de cabello rubio. Tiene un mirada firme y algo escalofriante.

-Conocí a un ángel de la muerte que me confirmo que existía el infierno, pero créanme, no es tan distinto a la tierra. Los mortales pueden llegar a ser como demonios. -he creído aquello incluso antes de saber que todo esto existía.

-¿Alguna vez te preguntaste por qué nadie ha visto al Dios al que le rezan? -pregunta un chico que se esconde detrás de los demás.

-Más veces de la que puedo contar. Pero no indagó mucho en la pregunta. Considero que es lo único que jamás podremos saber, si quiera los seres celestiales lo saben. Pero tal como los humanos de esta tierra, creen en un Dios, le rezan a un Dios y hablan de un Dios como el creador de todo lo que hoy conocemos. -respondo. -Supongo que si existe un Dios, esta en algún lugar lejano, en algún lugar donde no exista el "pecado", los demonios o los mortales. O tal vez vive aquí, entre nosotros, sin que siquiera sepamos de su existencia. Quizás lleva una vida normal, a pesar de ser el Dios todo poderoso que las personas alaban. Es solo una teoría, pero explicaría el por qué de que nadie jamás lo haya visto.

-Si Dios existiese en la tierra, nosotros seríamos los primeros en desaparecer. -el muchacho albino de ojos rojos dice esto con cierto desprecio en la mirada y un tono de disgusto en la voz.

-Si lo que dices fuera cierto, los 7 arcángeles jamás me hubieran ayudado a exterminar a los demonios durante la primera batalla contra Thot, sin embargo lo hicieron. Bajaron hasta la tierra en forma de luz y mandaron al infierno a cada demonio, pero las criaturas como tú permanecieron vivas. -le cuento.

-¿Los 7 arcángeles son reales? -pregunta otro.

Noto que el muchacho albino se ha quedado pensando con mi respuesta.

-Sí, tampoco creía en ellos al principio, pero son tan reales como tú y yo. -le respondo.

-¿Haz pensando algun vez que si el diablo reinara en el cielo, las personas desearían ir al infierno? -suelta el chico albino. Se ve entusiasmado en seguir preguntando cosas, sin embargo, no respondo.

Analizo lo que ha dicho y llego a la conclusión de que tiene toda la razón, si el temido diablo reinara en el cielo, las personas desearían irse al infierno cuando la muerte les llegase. Incluso le rezarían a un Dios que vive en el infierno y seguramente le llamarían cielo a lo que se conoce como el inframundo. Todo sería a la inversa.

Duality #2 (Terminando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora