Duality #2 (Terminando)

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Payton'Pov

Al parecer estas mujeres son una especie de nativas, no han querido civilizarse, cambiar sus hábitos y costumbres por nada en el mundo.
Esta jefa, que aún no tengo idea de como es su nombre o por qué desde el momento en que dije que conocía a una ángel me da tratos especiales, me ha contado un poco de su estilo de vida.
Son una especie de súper mujeres, no por que tengan poderes ni nada de eso, sino por su fuerza, entrenamiento e inteligencia.
Son humanas normales, mortales con vidas salvajes. Acostumbradas a defenderse del peligro con lo que tienen al alcance, a cazar y cultivar su propia comida, además de hacer su ropaje. Por alguna razón los hombres nativos viven alejados de ellas y vienen una vez al año para reproducirse con las más jóvenes y seguir manteniendo su cultura e idioma.
Me parece increíble como la mayoría de ellas puede defenderse con una agilidad impresionante, hasta podrían vencer a un ejercito.
Creen mucho que la naturaleza puede oírlas y verlas, por lo que le hablan constantemente, haciendo rituales y ese tipo de cosas.

-No queríamos llegar a esto, pero después de semanas sin respuestas de la naturaleza o un rastro de el por qué nuestros cultivos han empezado a pudrirse, necesitamos tú ayuda. -me sorprendo un poco cuando la jefa me comenta esto.

-¿Mi ayuda? -hace unas horas atrás se encontraba acusándome de el estado de sus cultivos por mi raza, pero ahora quiere mi ayuda.

-Sí, sabiendo que eres un ángel de la muerte y que viviste en el inframundo antes de parar aquí, podrás detectar si algún demonio esta deteriorando nuestras tierras. Hasta incluso podrías saber el por qué, ¿no es cierto? -esta mujer suena como si estuviera segura de lo que dice, no puedo decir lo mismo. -No podremos seguir usando nuestras reservas de comida, las necesitamos para el invierno.

-Veré que puedo hacer. -digo, aún no muy convencido de esto.

-Esta bien, ven conmigo, te llevaré a que veas la gravedad de la situación. -se levanta de su lugar y me dirige fuera.

Las otras nativas aún me miran con desconfianza, puedo entenderlo, tampoco confiaría en mi mismo. Mucho menos en este momento, cuando pierdo el control por completo y no estoy seguro de lo que hago o a quienes lastimo.

-Siendo los cultivos la base de nuestra comida, no podemos permitir que esto siga ocurriendo. -comenta, mientras nos alejamos de las demás nativas.

-Lo entiendo.

Un olor putrefacto me cubre la nariz, no necesito ver la situación para saber que esto no es solo una putrefacción en el cultivo. Algo debe estar interviniendo.
No me percato de que hay algo más hasta que siento una pesadez en el cuerpo, como si la tierra se volviera pegamento. Aún aprieto mi nariz con fuerza, para evitar sentir el horrible olor.

El campo queda despejado, entre un poco de árboles y rocas, puedo ver verduras cubiertas de algo negro y mohoso.

-Voy a ser sincero, hay algo que esta pudriendo su cultivo, lo sentí en el cuerpo cuando nos acercábamos. -le comento a esta mujer.

-¡Lo sabía! -exclama la mujer. -¿Tú puedes hacer que lo que sea que este pudriendo nuestros cultivos, se vaya?

Hago una mueca, no creo ser el indicado para esto, definitivamente no usas oscuridad para poder ver en la oscuridad, sino luz. La única con el poder de hacerlo, esta lejos y a salvo del monstruo en el que me he convertido.

-Lo lamento, pero no. Si intentara hacer algo podría empeorar las cosas, déjeme explicarle por qué. -le digo.

Me mira atenta, esperando a que hable.

-Cuando Azrael me desterró del inframundo, no llegue aquí con alas, me las corto y las quemo, así que para poder recuperarlas tuve que volver. Fue ahí cuando me explico que obtenerlas de nuevo, podría traerme consecuencias, las cuales estoy sufriendo ahora mismo. -sé que lo hice para ayudar durante la guerra con Lilith, pero a veces me maldigo por ello.

-¿Consecuencias de que tipo? -pregunta.

-Pierdo el control, ataco a quienes amo, a veces siquiera recuerdo que ocurre. Tal vez me transformo en algo horrible, no lo sé. -explico.

-Lo entiendo, ¿es por eso que estabas solo cuando te encontramos y no con aquella Ángel de la que me hablaste? -pregunta.

-Sí, me aleje de mi manada para mantenerlos a salvo, para mantenerla a salvo a ella. -pensar en Megan me hace sentir mejor, triste por que la extraño, pero mejor.

-¿Ella podría ayudarnos? -temía que me preguntara eso mismo.

-Sí, estoy seguro de que si le contara sobre su situación, las ayudaría sin dudarlo. -no muestro mucho entusiasmo en el rostro y lo nota.

-Pero no quieres lastimarla y por eso no estas seguro de querer hacerlo. -sabe exactamente lo que pienso.

-Lo haré. Trataré de contactarla, ella puede transportarse aquí si le permito saber mi ubicación exacta, cosa que le he estado ocultando. -volveré a verla.

Estoy emocionado por ello, asustado de hacerle daño, pero se que podre controlarme. Con ella a mi lado puede incluso que mejore. Estoy seguro de que una vez que sepa donde estoy, no volverá a dejarme ir. Tampoco estoy seguro de querer volver a alejarme. Si he sobrevivido, pero extrañarla cada día ha sido la peor tortura.
Despertar y ver su sonrisa, practicar con las espadas durante horas y sentir sus cálidos labios pegarse a los míos.
Solo ella puede hacerme sentir que estoy en el cielo, lugar al que jamás iré, si quiera cuando muera. No hay posibilidades de que mi alma merezca un lugar allí.
Hay tanta pureza en su corazón, sé que me haría sentir como si estuviera en el cielo incluso si fuera humana, por que no es el hecho de que sea una Ángel, sino su esencia. Es única, desde el momento en que la conocí lo supe.
Ella aún no sabe que no era la única interesada el día que se acerco a mi.

Como no podría notar su mirada clavándose en mi, con esos ojos curiosos que parecían querer estudiarme.
E

mpecé a preguntarme por qué me miraba a mi, habiendo tantos de esos muchachos ricos y mortales.
La observe como ella hacía conmigo, me reí cuando la vi hacer gestos extraños mientras leía sus libros, como abrir los ojos súper grande, o hacer como si golpeará al libro y suspirar enojada. Me acostumbre a verla morder su lápiz cuando estaba nerviosa o pasar las manos por su rostro cuando no podía comprender algo.
Algún día tendré que confesarle que de a poco me enamore de su peculiar forma de ser, antes de que nos conociéramos.