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—La profecía se ha cumplido. —oigo un susurro en mis oídos.

La voz de una mujer joven. Todo esta oscuro a mi al rededor, el ambiente es gélido, como si el verano hubiera llegado a su fin hace rato y ahora, luego de la primavera, las ráfagas invernales azotarán contra mi cuerpo.

—¿Cómo lo sabes? —pregunto.

—Por que llevo estudiando esta profecía más tiempo del que puedo recordar. —sus palabras son seguras, llenas de una ambición y entusiasmo.

—Tan pronto como muera, tú lo olvidarás. —cierta angustia se oye en sus palabras, como si le doliera saber que aquello sucederá.

Pero realmente no entiendo, ¿si muere quién?, ¿por qué lo olvidaré?

—Es la parte final de la profecía. —explica. —Lamento la perdida.

—¿La perdida de quién? —pregunto.

—¿Es que aún no lo entiendes? —su tono me da a entender que lleva explicandomelo mucho tiempo y que aún sigo sin comprenderlo.

—Lo siento, pero no.

—La profecía se divide en dos al contar su objetivo, lo hace desde su parte y desde la tuya. Tú parte dice que morirá quien amas, por quien perderías lo que eres, por quien darías tú vida.

Un profundo dolor me recorre todo el cuerpo. Solo hay un ángel de la muerte por el que perdería todo lo que soy, y ese es Payton.

—¡No! —digo rápidamente. —La profecía esta mal.

—No lo esta. —la voz de la mujer suena lejana, tanto que podría confundirla con un susurro.

El frío gélido desaparece, todo sigue igual de oscuro, pero ahora el ambiente es más cálido. Abro los ojos, estoy en mi cama, tal y como lo estaba antes de dormirme.
No estoy segura de si estaba soñando o era una visión, pero realmente espero que sea solo un sueño. Debo admitir que se sintió mucho más real de lo que un sueño suele sentirse, pero me limitaré a pensar que fue solo un pesadilla. No es la primera vez que sueño con la muerte de Payton, solo espero que todos aquellos sean solo sueños.
Me levanto de la cama, no creo que pueda volver a dormir por hoy. Tengo un dolor horrible en el pecho, como si me estuvieran acuchillando una y otra vez, sin parar.
Entro en la cocina, encontrándome con Eliana.

—¿Problemas para dormir? —le pregunto.

—Dolores para dormir. —me corrige, con una mueca de dolor en el rostro.

Esta sentada en una de las sillas de la mesa con los codos sobre la misma y se sostienes la cabeza con las manos.

—¿Pesadillas? —me pregunta, ¿cómo lo sabe?

—Si... —recordarla me oprime el pecho horriblemente. —¿Cómo lo sabes? —pregunto.

—Te oí gritar "No", así que supuse que algo malo pasaba en tú sueño. —dice.

—Ahh, claro. —no tenía idea de que había gritado.

—Auch. —se queja tocándose la cabeza.

—¿Jaqueca? —le pregunto, tuve una jaqueca terrible luego de la guerra con Lilith.

Y mis oídos zumbaban de vez en cuando, como si los demonios que salían de ese agujero negro detrás de Lilith, aún pasaran por mi lado, veloces y chillando. 

Duality #2 (Terminando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora