Duality #2 (Terminando)

○ 23 ●

Me dirijo a la terraza de nuevo, pretendo explicarle los beneficios que conlleva y la forma en la que deberá hacerlo, no quiero que ningún accidente ocurra.
Aún no se el nombre de este chico, pero supongo que podre preguntárselo ahora mismo.
Lo encuentro allí, como Jason ha dicho.

-Hola de nuevo. -saludo.

-Hola. -dice sin voltear a verme. -Tiraste una bomba y saliste corriendo, ¿ahora como se supone que me deshaga de todos mis pensamientos? -pregunta.

-No tengo una solución para eso, pero puedo ofrecerte algo que podrá solucionar muchas otras cosas. -ahora si voltea a verme.

-¿Qué?, nada podría cambiar este infierno. -su desanimo me recuerda a alguien. Payton solía creer que merecía morir por un error que el pasado ya había dejado atrás, nada era su culpa, pero él no entendía eso.

-Hable con Jason y esta de acuerdo en que te de un poco de mi sangre angelical para que puedas vivir una vida casi normal de nuevo. -explico, sus ojos se abren de par en par.

-¡Imposible! -grita. -¿Cómo beber de tú sangre me haría un humano de nuevo? -pregunta.

-No te convertirá en un humano, te hará inmune al sol. Podrás disfrutar de las mañanas y de las noches. No sé que otros beneficios tiene. -trato de explicarlo con calma, pero él esta empezando a alterarse.

-¿Cuál sería la diferencia?, seguiré siendo un horrible monstruo chupa sangre. -espeta.

-Dime que no extrañas sentir el cálido sol en tú piel o oler el desayuno recién preparado en las mañanas. -quiero retractarme al instante, él ya no puede hacer aquello.

-Si dijera que si te mentiría y no quiero hacerlo. Los días ya no tenían un sentido para mi, vivía por que aún respiraba y el aire se dirigía a mis pulmones, por que mi corazón aún latía, pero no había razones que me mantuvieran con ganas de vivir. -las lagrimas en sus ojos me llenan de angustia.

-Aún tienes tiempo de encontrar esa razón por la cuál vivir. -trato de convencerlo.

-¿Encontrar esa razón para luego perderla?, no tiene sentido. Se supone soy inmortal ahora, no quiero ver nacer y morir a mi razón de vivir. -esta en lo cierto, pero las razones de vivir pueden ser varias.

-Siempre podrás encontrar otra.

-¿Cómo se supone que viva una vida que no pedí?, no lo entiendes. Tú amas lo que eres, tú vives y respiras con un ánimo diferente por que la vida no te ha dado tantos golpes como a mi. No trato de minimizar tus problemas, pero mírame. Soy un fenómeno por fuera y ahora también por dentro. -las lagrimas caen por sus ojos.

-Déjame demostrarte que la vida puede darte cuantos golpes sea y tú siempre podrás levantarte. Algunos duelen más que otros y todos dejan cicatrices, pero seguir adelante es lo importante. -quiero abrazarlo, pero no sé como se lo tomaría.

-¿Cómo harás eso? -pregunta.

-Primero, ¿podrías aceptar mi oferta?, me gustaría que pudieras disfrutar de tú vida también en las mañanas. -insisto.

-Esta bien. -seca las lagrimas que aún caen por sus ojos.

-Encontremos un lugar en la mansión para hacerlo, será breve. -eso espero.

Nos dirigimos a una habitación mediana, un sillón a mitad de ella con un borde de oro y de un color gris azulado. Alrededor un par de pequeños muebles con una que otra taza para tomar el te y licores.
Frente al sillón un cálido fuego encendido en la chimenea. En una esquina de la habitación una biblioteca con libros sofisticados, de tapa dura y hojas gastadas. Hojeó un par de ellos y me vuelvo para mirar al chico.

-¿Qué es este lugar? -pregunto.

-No estoy seguro. Solo he venido aquí un par de veces. Es silencioso y cómodo. -explica.

-He olvidado preguntarte tú nombre, ¿cómo te llamas?

-Ezra. -susurra.

-Bien, Ezra. Necesito que seas cuidadoso cuando bebas de mi sangre, se que eres nuevo en esto y podrías perder el control. -tomo asiento en el sillón.

-¿Estas segura de querer hacerlo? -pregunta. -No merezco que un ángel me ofrezca su sangre.

-Déjame mostrarte que si lo mereces. -se sienta a mi lado y mira mi brazo con cierto miedo.

-No creo que sea buena idea. ¿Y si no logro controlarme? -pregunta.

-No me enojaré por eso, solo intenta no matarme.

Sostengo mi brazo y lo acerco a él. Sus ojos van a parar directo a mi muñeca, donde una de las venas resalta entre las otras.

-No quiero hacerte daño. -susurra.

-Solo hazlo.

Vuelve a mirarme una vez más a los ojos para luego acercar sus labios lentamente a mi muñeca. Cierro los míos esperando a sentir el pinchazo, pero noto que no ha avanzado. Cuando los abro su respiración choca directamente con mi muñeca y sus labios rozan la misma. Lo veo abrir su boca haciendo que sus colmillos luzcan un poco aterradores. Los clava tan rápido en mi piel que suelto un grito ensordecedor. Ahora él tiene los ojos cerrados y su expresión se tensa por un momento. Abre los ojos y mira directamente a mi muñeca. Su rostro toma un color distinto por unos segundos. Clava más profundo sus colmillos y suelto otro grito desesperado, trato de moverme para sacarlo de allí, pero todo empieza a ponerse borroso.
Logro oír un golpe desesperado en la puerta, mi cuerpo se desploma sobre el sillón y el techo empieza a dar vueltas sobre mi.

-Ezra. -logro susurrar.

Quiero gritar, moverme y salir corriendo. Pero mi cuerpo no reacciona. El dolor se vuelve insoportable en mi muñeca y no puedo hacer nada para frenarlo.

-¡NO! -un grito es lo último que oigo antes de que mis ojos se cierren por completo.

Trato de encontrar la luz de nuevo, pero solo veo un pequeño punto brillante a lo lejos. Corro hacía él con la esperanza de poder abrir los ojos. A medida que me acerco puedo ver una fogata encendida, hay alguien sentado cerca de la misma. Tiene hombros anchos y mantiene las rodillas sobre su pecho sosteniendolas con los brazos.
Sigo acercándome hasta que la figura toma forma y me doy cuenta de quién es la persona que tengo delante.
No debería usar la palabra "persona" para describirlo. Él jamás ha pertenecido al mundo de los mortales.