○ 2 ●

61 5 0
                                    

Dicen que cuando más esperas que algo suceda, más tiempo se tarda en llegar, y así fue. Toda la tarde pareció eterna cuanto más esperaba poder verlo a solas en nuestro lugar.
Pero por fin ha llegado. Payton ha salido del refugio hace un rato. Yo en cambio estoy parada fuera, miro las estrellas y la luna.
Pero reacciono y comienzo a caminar hacía nuestro lugar, al cual aún no le hemos puesto un nombre pero tal vez podamos decidirlo esta noche.
Lo bueno de ese lugar es que tiene un cielo despejado, mientras que en el resto del bosque las copas de los árboles y sus ramas te dificultan disfrutar de la noche.
Llego a la cortina de planta colgante con pequeñas flores y la traspaso nerviosa. Como si fuera nuestro primer encuentro.
Aunque no lo es, ahora que los dos hemos confesado nuestros sentimientos todo se siente como la primera vez.

Lo encuentro sentado en una roca, mirando el agua del río correr.
El silencio te permite escuchar el aleteo de algunos pájaros, el cantar de un grillo lejano y el agua chocando contra las rocas.

—Damisela. —digo burlandome de él.

Se para de la roca y camina hasta mi sonriendo.

—Buenas noches. —me dice cruzando los brazos sobre su pecho.

Miro sus alas con atención. Nota que me dan curiosidad y se acerca un poco más.
Lo miro esperando su aprobación, se ha dado cuenta de que mis intenciones son poder deslizar mis dedos sobre sus alas. Asiente, dándome a entender que puedo tocarlas.
Camino detrás de él, la oscuridad de la noche combina con las mismas y las hace lucir más hermosas aún.
Recuerdo las cicatrices largas detrás de su espalda, ahora las reemplazan unas enormes alas negras.
Acerco mi mano lentamente y llego por fin a una de sus plumas. La acaricio hasta el final y es tan suave que podría tocarla todo el día.
El cuerpo de Payton se estremece. Agita el ala contraria a la que estoy tocando. Debe ser extraño para él sentir el contacto de mis dedos en sus alas, después de que paso tanto tiempo sin ellas.

—Son hermosas. —le digo tocando algunas plumas más.

Vuelvo frente a él. Me mantengo cerca. Quiero besarlo de nuevo, pero se que no podemos.
Se acerca más a mi. Me mira con el mismo deseo, se que los dos queremos volver a hacerlo, pero sabemos que es un riesgo.

Me alejo de él y camino hacía el río. Cuanto más cerca lo tengo, menos puedo resistirme.
El ruido del agua chocando contra las rocas aumenta con cada paso que doy.
Miro al pasado un segundo.
¿Es ésto lo que quería?, ¿Es ésto lo que esperaba?
Ya no se que es lo que en aquel momento me hubiera gustado que ocurriera y me entristece recordar que no pude despedirme de mi mejor amiga. ¿Cómo le dices adiós para siempre a la persona con la que imaginabas una vida entera?

—Deberías aceptar la oferta del Arcángel Miguel. —Payton interrumpe mis pensamientos.

¿Aceptar el cargo como jefa?, debería abandonar la tierra para eso, mi hogar y todo lo que conozco. Incluso debería reprimir lo que siento por Payton, no sería bien visto que una jefa este enamorada de un ángel de la muerte.

—No estoy segura. —le digo.

—No tendrás otra oportunidad como esta. —y se que tiene razón.

—Sabes que debería abandonarlo todo. Incluso a ti y todo lo que sentimos. —volteo para mirarlo a los ojos.

—Lo sé. Pero prefiero tú felicidad antes que la mía. Realmente te mereces esto.

—Tú no. No te mereces que te deje aquí sintiéndolo todo. —hago una pequeña pausa. —Y yo no podría aguantar mucho allí arriba sin ti.

—No me necesitas Megan. Eres mucho más fuerte de lo que crees, podrás con todo. Solo recuerda confiar en ti misma siempre.

—No me importa si puedo o no. Te quiero a mi lado, ¿No lo entiendes? —mi tono suena como si estuviera enojada, pero realmente estoy frustrada. No sé que es lo que quiero.

—¿Crees que no quiero lo mismo?, es difícil para mi también no tenerte cerca, pero una oportunidad como ésta no deberías desaprovecharla. —su mirada se torna triste. Al igual que la mía.

—¿Podemos cambiar de tema? —le pido. No quiero hablar de esto ahora.

—Esta bien. —se aleja un momento de mi. Luego vuelve, me hace una seña de que lo siga.

Camino detrás de él y creo que sé a donde nos dirigimos. El acantilado y la cascada en el otro lado. Me invito a volar hasta allí cuando sus alas aparecieran.
Llegamos al acantilado, tal como lo imagine. La noche lo cubre todo, casi no puedo visualizar el otro lado. Donde una cascada no descansa, día y noche, sin importar el clima, su agua cae.
En silencio Payton camina hasta el borde y lo sigo.
Una ventisca me recorre el cuerpo cuando me paro a su lado. El sonido del agua cayendo se escucha perfectamente a pesar de la lejanía de la cascada.
Payton toma mi mano, la calidez de la suya envuelve la mía, que siempre se mantiene fría.
Se sienta obligándome a sentarme a su lado. Me quedo mirando su perfil.
Su nariz tierna, sus labios carnosos, sus ojos celestes que no los oscurecen ni la noche misma. Nota mi mirada y voltea, para quedarse mirándome también.

—El que pestañea pierde. —me reta.

Soy competitiva así que acerco mi rostro al suyo y me quedo inmóvil, puedo aguantar por un buen rato. Jugaba a esto con Chloe y siempre le ganaba.
Los ojos de Payton brillan, ¿trata de leer mi mente?
Me transporto a un lugar oscuro. Hace mucho calor, como si la tierra misma ardiera bajo mis pies.
De pronto me muevo, no entiendo bien que esta sucediendo, no controlo mi cuerpo, solo veo y siento.

¿Estás listo? —veo a Azrael acercase a mi.

Sí, deja de tratarme como un niño. —cuando escucho esa voz me doy cuenta de donde estoy.

Pero, ¿cómo es que estoy dentro de los recuerdos de Payton?
Yo no poseo ese poder. O por lo menos no lo poseía.

¿Sabes que al recuperarlas sufrirás cambios?, tú instinto podría descontrolarse. Tú podrías descontrolarte. No le ocurre a todos, pero te lo advierto. —recuerdo las palabras de Lilith. Ella exactamente hablaba de esto.

Solo hazlo. —le pide Payton.

Tan rápido como aparecí dentro de los recuerdos de Payton, salí. Lo encuentro frente a mi. Tiene la misma cara de sorpresa que yo.

—¿Estabas en mis recuerdos? —me pregunta.

—Juro que no era lo que quería hacer.

—Tus poderes de Ángel de la muerte se están desarrollando, me alegra que hayas conseguido meterte en la cabeza de otros, pero no te metas en la mía. —parece un poco molesto.

—Lo lamento. Enserio no quería hacerlo. —no tenía ni idea de que podía hacerlo de hecho.

—No te preocupes, lo sé, solo evita hacerlo conmigo.

Un silencio se queda entre nosotros por un rato, acercó mi cuerpo al suyo sin decir nada, me pego a él y apoyo mi cabeza en su hombro.
¿Como sobreviviré allí arriba sin esto?

Duality #2 (Terminando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora