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Sami nos ha hecho recorrer toda la cuidad en busca de un libro que según ella se especifica en rocas preciosas, perlas, diamantes y esas cosas. Dice que la peculiaridad de mi dije solo coincide con 1 de todos aquellos.

—¡Maldita sea! —frena el auto en seco a mitad de una calle vacía. Puedo decir que hemos recorrido más lugares de mi cuidad de los que yo misma conozco. —Estoy segura que se lo vendí a una anciana modesta que pedía más por un libro que yo consideraba irrelevante. Hasta hace unas horas, por lo menos.

—No te preocupes Sami, habrá tiempo de sobra para saber algo sobre este dije. —lo levanto de mi cuello, lo visualizo unos segundos y vuelvo a dejarlo caer sobre mi pecho.

—¡No!, quiero alegrarte un poco este horrible día. No me importa si debo buscar por toda la maldita cuidad aquel libro, tú necesitas saber su importancia. No creo que Azrael le de un collar con un dije cualquiera a su hijo, tiene que ser importante. —afirma decidida.

Mamá que va sentada en el asiento del acompañante posa una mano sobre el hombro de Sami. Esta la mira y comprende que no estoy de ánimos para saber algo ahora, a menos que sean noticias de que ha vuelto.

—Deberíamos descansar y como Megan dice, habrá tiempo para saber algo sobre el dije. —dice mi madre.

Sami se gira hacía atrás. Asiento para que entienda que eso es lo que quiero.

—Creo que mejor iré caminando al refugio. —todos me miran un poco asombrados. —Necesito aire para despejarme. —explico.

Miro a mamá que asiente tristemente.
Chase se hace a un lado para dejarme salir. Una vez que estoy fuera los saludo con la mano y comienzo a caminar, ni siquiera se a donde o si es el camino de vuelta al refugio, pero me adentro en un bosque que parece ser más cálido que mi corazón, como si Payton fuera el fuego que lo mantenía encendido, ahora siento que se ha apagado. Tal vez esto servirá para que encuentre mi propio fuego y ya no dependa de el de otros.

(...)

He caminado por un par de horas y la mañana comienza a dar paso a la tarde. El sol baja lenta y cuidadosamente.
He visto más árboles ahora mismo que personas en mi vida, pero parecen ser la mejor compañía para momentos abrumadores.
Son silenciosos, solo escuchas sus ramas agitarse o quebrarse, aquello me parece reconfortante. El sonido que producen al moverse con la compañía del viento es abrasador e único.

Estiro mis alas que se han acalambraron de mantenerse cerradas, me siento aliviada de darles espacio para que se sientan cómodas, siempre se mantienen en la misma postura para no meterle una pluma a alguien en el ojo.
De repente un grito lejano me estremece la piel de pies a cabeza, parece ser una mujer. Miro hacía todos lados, no hay nadie a mi al rededor, ni en mi campo visual. Ni siquiera una pequeña sombra a lo lejos. ¿Lo abre imaginado?
No lo sé, pero es hora de que vuelva al refugio y ya no me siento segura caminando.

(...)

Al entrar en el refugio me invade una sensación de seguridad, ese grito me ha asustado un poco. Así haya provenido de mi imaginación, me ha dejado atónita.

—Cariño, me había preocupado un poco. —mamá aparece rápidamente frente a mi, con su tono habitual de preocupación.

—Lo siento, se me fue el tiempo y... necesitaba despejarme. —digo finalmente.

—Lo comprendo, por supuesto que lo comprendo. —reafirma. —Pero me hiciste dudar de lo seguro que es todo ahora. Me convenciste con lo que dijiste.

—Y tú me convenciste a mi de que debía relajarme, no lo había logrado completamente, pero me sentía mejor y ahora Payton se ha ido... —hago una pequeña pausa para tragarme mis propias palabras. —De esto te hablaba, cuando doy un poco el brazo a torcer, algo malo sucede.

—Tampoco puedes estar a la defensiva todo el tiempo cariño. No es sano para ti, tanto física como psicológicamente. —hace una pausa y se queda pensando en algo. —Tal vez no lo sepas, por que todo sucedía muy rápido y tus poderes estaban desarrollándose, yo no quería abrumarte más aún. Pero cuando deje mi cargo como jefa en la policía, sentí que estaba dejando mi piel allí, que ahora aquí con todos estaba desnudandome de aquellas mentiras con las que nos obligue a vivir. Al principio me sentí como tú ahora, como si debiera estar a la defensiva ya que ahora todos sabían mi pasado y mi presente. Temía que aquello acabara conmigo. Pero con el tiempo esa sensación se disolvió, tome confianza hacía todos, pude ver que ellos no eran los que querían dañarme. Sencillamente fue un mal momento, como el que todos pasamos alguna vez.

—Entiendo que quieres decirme que este sentimiento pasara y confío en que lo hará. Pero aún así siento como si me hubieran arrancado una parte de mi o peor aún, como si payton hubiera arrancado esa parte de mi. Por alguna razón, se que sola estoy más que completa, pero la forma en la que él me hacía sentir, la manera en la que nuestras diferencias parecían no importarnos, todo aquello que eramos juntos, me hacía sentir aún más completa.

—¡Oh cariño! —mi madre susurra con un suspiro que parece desgarrarle el pecho. —Créeme que se como se siente todo aquello. Tus palabras me han hecho revivir muchos momentos.

—¿Fue difícil para ustedes amarse? —pienso bien mi pregunta. —Quiero decir, ¿Fue difícil que por su amor todo lo perdieran? —pregunto nuevamente.

—Al principio lo fue, separarse del lugar en el que haz crecido sobre todo. Pero el amor que tú padre y yo teníamos, nos ayudo a superarlo todo. —los ojos se le llenan de lagrimas. —El amor que aún siento por tú padre y por ti me mantienen de pie. Dicen que el amor se gasta con el tiempo, que poco perdura y si acaso lo hiciera hasta el último momento, aquella pareja debió perderse una y otra vez para descubrir que en realidad todo lo que necesitaban ya lo tenían.

—Perderse para encontrarse. —le digo escuchándola atentamente.

—Exacto. —divaga un momento en algún recuerdo, supongo. Sonríe con los ojos desbordando de lagrimas, que son una mezcla de dolor y felicidad. —Cualquier decisión que tú y Payton tomen ante su amor, sera aceptada por mi. Cualquier madre diría que no querría ver a su hija cometer el mismo error que ella, pero nada de lo que sucedió para mi fue un error. Nuestras razas suponían hacernos diferentes e inaceptables juntos. Pero vencimos aquellos prejuicios sin sentido y fuimos contra todo. El amor es amor, no hay razas de por medio, no hay color, religión, género, estado económico o lo que sea, que pueda negar aquello. Es algo que tanto a las personas, como a los ángeles y a los demonios, aún les cuesta entenderlo. -frunce el ceño ante sus propias palabras, disgustada por la injusticia de que aún no se comprenda que no hay barreras que puedan negar el amor. —No me cabe duda de que tú y Payton lograran superar todo aquello también si se lo proponen.

—Gracias mamá. —la abrazo fuertemente. Sus palabras realmente me han ayudado. Antes temía perderlo todo por amor, pero simplemente me ha convencido de que no sirve para nada tenerlo todo en un cargo como jefa, si no puedo ser feliz con quien amo. Si aquello me niega amar a quién quiera, entonces estoy aún más decidida de no tomarlo.

Duality #2 (Terminando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora