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Capítulo 08: La trampa de Anastasia



Muévete. Pensaba para sus adentros Catalina.

Estaba totalmente petrificada ante el semblante del amo y señor de su raza. Intentaba no mirar directamente a esos ojos dorados que fijamente la observaban pero, era casi imposible. ¿Qué otra cosa podría ver teniéndolo asi de cerca? Intentó enfocarse en sus labios y al verlos resecos, por instinto, se lamió sus propios labios.

Grave error. Cualquier cosa que hiciera seria visualizada por él.

Tragó saliva, nerviosa. 

Enfócate, vamos.


—¿Qué... hace...? —ni siquiera podía formular una palabra porque ni ella sabía qué quería decir, simplemente quería cortar con el incómodo momento.

Baudilio toma un paso hacia atrás, manteniendo una distancia y pregunta: —¿Está bien? 


¿Qué le digo? ¿La verdad o que sí estoy bien?


—S—sí —mintió tragando grueso —, sólo vine por un vaso con agua. Nada... más.

—No lo creo —aseguró firme, ahora mirando aquella herida —. Tus puntos se abrieron.


Maldición. 

Ella ya no podía disimular tal atormentante dolor. Las punzadas le ametrallaban el cuerpo como fuertes apuñaladas. Apenas hacia esfuerzo enorme de llevar aire a sus pulmones y esa mísera acción, era un gran sufrimiento. 
Rendida, suspira cabizbaja intentando no mostrar ninguna muestra de debilidad, algo a lo que no estaba demasiado acostumbrada, y él, comprendiendo la situacion desde que atravesó la puerta de la cocina, sin previo aviso, la toma de las piernas hasta levantarla.

Catalina fue cargada por Baudilio y ninguno emitió palabra en el camino, hasta que llegaron a los aposentos del hombre. 

La recuesta delicadamente sobre la cama y ella intenta acomodarse.


—Le recomendaría que no salga a caminar por mas que se sienta bien —agregó con su seriedad. —Enseguida le diré a Aurora que le ayude con aquello. Buenas noches.


Ella dio un largo suspiro y se dejó recostar en la mullida almohada.


Que extraño es lo que siento cuando ese hombre esta cerca mío.

No es que me de una mala espina, pero... él, su ser, me causa un escalofrío. Es como si le temiera, como si mi personalidad valiente y corajuda se derrumbara sólo cuando él está frente mío. Como si tuviera... un poder sobre mí bastante extraño.

La hija de AlphasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora