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Capítulo 25: Las advertencias de las peligrosas tentaciones



—¡¿Me van a decir qué paso?! —exclamaba Anastasia en la sala. 

Catalina y Boris estaban sentados en el sillón, meditando. Boris habló: —¿Y qué más quieres saber? Ya te lo hemos dicho, ¿no?

—¿Y cómo fue que escaparon de eso? —insistía la Betha de malhumor.


Enseguida se acercó Aurora acompañada de Roland y Thomas, quienes estaban asombrados de las ruidosas exigencias de Anastasia. Clarissa también bajó las escaleras y se interpuso delante de su amiga para abrazarla.


—Simplemente... sentimos un silbido a la distancia y... se fue —aclaró Catalina. Claramente, ninguno de los recién llegados comprendía la situación. 

—Ey, ¿qué anda pasando? —preguntó Roland sentándose al lado de Boris y Thomas al lado de Catalina, quedando demasiado apretados y juntos los cuatro en el sillón. 

—Inmediatamente escribiré al señor Baudilio —aseguró Anastasia encaminando al despacho de Baudilio. 

—¿Qué pasó? —interrogó Clarissa sentándose casi a los pies de Boris. Éste le acaricia la mejilla. 

—Estaba acompañando a Catalina cuando sentimos una extraña presencia en las afueras y —tragó grueso —vimos a una bestia que caminaba entre los bosques del señor Baudilio. No sé qué demonios era eso pero, ¡Estaba ahí! 

—Ya unos Omegas reafirmaron una guardia cerca de la zona y sobre todo, la cerca que nos divide del bosque —reafirmó Catalina. 


Los Bethas desastre se miraron entre sí, dando una mirada de expresión temerosa al mismo tiempo que miraban los preocupantes rostros de Boris y Catalina y comprendieron que la situación iba en serio.
Estos se levantaron y al intentar ir hasta sus cuartos, se encontraron a Janeth acompañando a Nina.


—¿Qué pasa con esas caras largas? —cuestionaba Janeth con un tono de burla, Nina brincaba en su lugar.

—¡Hay una bestia! —clamaba uno de los gemelos —¿Te imaginas que venga a por nosotros? 

—Debemos preparar las cámaras para filmar.

—¿Filmar qué? —preguntaba Janeth sin entender lo que ambos decian. 

—¡Filmar nuestra muerte! —se lamentó en un llanto exagerado y ambos subieron hasta su cuarto.

—Que idiotas —resopló Janeth negando con su cabeza. Sin embargo, su mente macabra pensó en usar aquello para jugarles una broma de mal gusto que nunca olvidarán. —¡Eso es! 


En cuanto encaminó hasta encontrarse con el resto de sus compañeros de hogar, llegó a toparse con los rostros en su máxima expresión de los expectantes. Entonces, comprendió que lo dicho por ambos gemelos Schneider no era del todo una idea loca de sus mentes. Nina salió corriendo a abrazar a Catalina y sentarse entre medio de ella y Boris. Clarissa le inquietaba el pensamiento de que la niña genere una figura materna y paterna de los jóvenes. 
Janeth tomó a Catalina de la mano y ésta la miro extrañada. Boris quizo objetar algo pero no dio tiempo ya que también fue arrastrado por la Betha. Nina corría tras los muchachos.

La hija de AlphasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora