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Capítulo 38: Janeth avanza y da el primer paso



Faltaban apenas días para el gran baile en la mansión Bathory. Era una de las fiestas más importantes puesto que el organizador era el mismísimo Baudilio Bathory: creador de la raza licántropo. Sin dudas, los hombres y las mujeres más importantes de su cultura estarían presente. Catalina tenía miedo de las cosas que pudieran llegar a pasar, sobre todo con ella. A pesar del movimiento, Catalina se encerraba en su cuarto o intentaba relacionarse más con sus amigos. 
Nina, Janeth Oldman, Boris Athens, Aurora (como una abuela postiza), Elias Morgan (en realidad Aren), y de vez en cuando Clarissa no le caia tan mal. No como Anastasia. Roland y Thomas simplemente vivían en su mundo. Su burbuja ideal posee: tecnología, deporte, bromas y comida chatarra. 


Janeth tocaba su tema años luz, mismo tema que compuso junto a Catalina. Estaba sola, apenas era temprano para que los integrantes de la mansión se levantaran y los Omegas continuaban con sus guardias. La seguridad aumentó desde el avistamiento de aquella criatura, misma que no ha vuelto a aparecer o dar indicios de existencia. Incluso los Omegas murmuraban que todo era una broma provocada a propósito. 

La Betha de cabellos platinados sintió que alguien se acercaba. Asi que, dejó de tocar su guitarra. 


—Nunca había visto que te levantaras temprano —destacó la muchacha mirando a la figura que se posó delante de ella. Se trataba de Roland.

—Nunca es demasiado temprano para hacer una buena broma —bromeó. 

—¡En donde me quieres hacer algo, veras! —aseguró saltando de su asiento de mármol.

—No voy a hacerte nada —aseveró tomando asiento a su lado. Ella procedió a hacer lo mismo mas calmada (y nerviosa). —Nunca había escuchado esa letra. ¿Es un tema nuevo?

—Lo vengo haciendo hace mucho, sólo que ahora puedo decir que lo terminé —afirmaba la Betha. 

—¿Puedo escucharlo? —preguntó mirando sus zapatillas blancas —Nunca te lo había dicho pero tienes una voz muy bonita.


Ella no le respondió. 

Sin dudas, estaba estallada de felicidad por dentro. Si brincar de alegría fuese una persona, sería ella misma en ese momento. Sintió, por primera vez esas famosas mariposas en el estómago. Y no le disgustaron.
Roland nunca fue romántico. No era personal. Él y su hermano jamas se habían fijado en chicas y si alguna vez lo hicieron fue para poner una rata sobre su ropa o tirarles bombas olorosas. En estos días, Roland habia cambiado ahora que sentía que le obligaban a unirse con una mujer cuando él ni siquiera pensaba en ellas. O por lo menos, no en esa Oldman. 

Janeth cantó su tema al completo. Roland la escuchó con atención. 


—Es un lindo tema —agregó.


¿Realmente estaba Janeth hablando con Roland Schneider?

Ese mismo gemelo que nunca fue atento, considerado o caballero. Ese mismo chico que nunca escuchaba. Ese mismo que antes de decir algo coherente, realizaba una monería, bromas o comentaba chistes espantosos (para casi todos lo eran). ¿Realmente estaba tratando con ese chico que le hablaba ahora tranquilo y bondadoso? 

¿Qué le hicieron a Roland Schneider y dónde estaba él?


—¿Se lo dedicas a alguien? —cuestionó curioso aun mirando hacia el suelo.

La hija de AlphasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora