Apariencias - ¡Mírame...! No podrías amarme (libro 1).

Capítulo 10

Bath 1811, Cottage house

Mi madre se ve tan hermosa dormida, le dije que descansara un poco Lucy no le da tregua, mi hermanita en las noches llora mucho, por eso estoy sentada en la mecedora arrullándola, no hace mucho mi madre le acaba de dar su alimento. Como quisiera que mi padre fuera como el marqués de Bristol, el conde de Ross, el barón de Mowbray o hasta el mismo frío duque de Montrose, mis amigas dicen que jamás les han pegado, jamás han visto como es golpeada su madre, En la oratoria de los domingos el reverendo dice que no debemos odiar a nuestros padres, pero el mío no es un padre, es demonio.

Mi abuelo entregó a mi madre para saldar una deuda adquirida con mi padre. Al no le importó en manos de quién dejaba a su única hija, que, aunque nunca le pegó, tampoco le dio afecto, solo cumplía con lo necesario e hizo lo imposible para casarla en su primera temporada, y al ver que podía usarla como canje aprovechó —tarareaba una canción de cuna—. A Sophie mi padre orquestó su unión con un anciano que supuestamente es muy amigo, me imagino que mi madre dejó a la señorita Bird al cuidado de mi hermana Macey con la intención de evitar que al llegar mi padre la haya casado, a diario escucho como el conde reniega por los gastos que ocasionamos con nuestras dotes.

También creo que la llegada de la señorita Bird era para cuidar que los amigos del conde no se introduzcan en la habitación de ella, como ya no estará para encerrarnos en su habitación bajo llave cuando el conde llegaba a altas horas de la noche con sus amigos.

—Tienes una voz preciosa Jade.

—Gracias madre, no fue mucho lo que descansaste, ¿te desperté? No lo tuve presente, Lucy duerme como un angelito, ya la pongo en su moisés. ¿Qué deseas de aperitivo? Si quieres madre puedo tocar el pianoforte así te relajas con la música —mi madre sonrió.

—Por ahora nada hija, ¿sabes si el mayordomo le informó al conde del nacimiento de la niña?

—Él reafirmó las intenciones del conde de tomar cartas en el asunto si no era lo que él esperaba, según las cuentas nos queda menos de una semana para que llegue mi padre. Madre, ayer me tomé el atrevimiento de enviarle una carta a Abbey.

—Siempre le escribes a tu amiga, ¿llegó correspondencia de tus hermanas? —afirmé. Dejé a mi hermanita en su cuna y salí en busca de las cartas. Debo decirle a mi madre que mañana llegará Abbey. Regresé a la recámara de la condesa, le entregué las cartas y verla sonreír me hace feliz a mí. Por lo menos tiene seis meses de no recibir un maltrato. La vi hacer gestos al leer la carta de Sophie—. Tu hermana por fin quedó en cinta, ¡Dios que sea un varón! Así el vizconde podrá morir tranquilo y el heredero será el pase de tranquilidad para el bienestar de Sophie.

—¿Por qué madre?

—¡Jade! Pensé que te habías retirado, hija. Cuando te cases te digo, por ahora oremos para que sea un varoncito el hijo de tu hermana —destapó la carta de Macey, la vi sonreír.

—¿Buenas noticias?

—¡Lance Ross está interesado en Macey! —mi madre se puso la mano en el pecho y se limpió las lágrimas—. La señorita Bird ha sido una excelente casamentera. Sheldon no ha viajado porque el futuro conde pidió una audiencia.

—¿Crees que padre acepte? —mi madre me miró con temor.

—Tráeme papel, pluma y tinta, debo hacer dos cartas —corrí en busca de lo solicitado por mi madre.

Me pidió soledad, bajé, la casa de campo de mi padre en Bath era pequeña, elegante y sencilla al mismo tiempo, cuenta con seis habitaciones, tres salas, la principal, la del té para la condesa y la otra más pequeña para invitados personalizados, el despacho del conde que nadie ingresa si él no está, la biblioteca que es mi lugar favorito, la cocina, el establo, y dos pequeños jardines. Contamos con los servicios de un mayordomo qué es el señor Paige, la cocinera que es su esposa, una señora muy dulce, dos mucamas, un mozo de cuadra y un lacayo. Todos nos han demostrado un respeto y también le temen al conde. Me dirigí a la cocina.