Inglaterra, Burdel de Madame
Voy a respirar profundo, no creo que me dejen ingresar si llego como esposa celosa. Piensa Abbey, piensa —me decía mientras caminaba con paso firme y mis amigas me seguían. Al llegar al gran portón di mi última respiración profunda para llenar mis pulmones y calmar mi acelerado pulso.
—Querido Iain por primera vez haré alarde a la sensatez y diplomacia —hablé en voz alta y mis tres acompañantes me miraron.
—¿Qué puede pasar? Hasta donde ha dicho mi madre nuestra mala suerte es cuando estamos todas reunidas —comentó Emmy.
—Yo no diría eso —le refutó Iona—. Todas tenemos un lastre impregnado en la frente de meternos en problema —Violet se río.
—Lo siento, estoy muerta de los nervios, una vez salgamos de aquí si es que nos dejan ingresar, tomaré media tetera del té de valeriana —todas reímos. Toqué el portón.
No hubo respuesta, volví a tocar, después de varios minutos la gran puerta se abrió y una mujer un tanto... exuberante se mostró ante nosotras, tenía un vestido rojo escarlata, demasiado maquillaje, con un escote donde los senos casi se desbordan, se plantó con una expresión de molestia y manos en la cintura.
—Lamento decirle que si creen que sus maridos están en este lugar...
—Buenas tardes señora —detuve la retahíla de la "dama".
—No soy una señora.
—No la veo con rostro de caballero —la mujer sonrió.
—Milady, ustedes son unas damas respetables. ¿Se equivocaron de lugar?
—No. ¿Podría informarle a Madame que solicito una audiencia con ella? —la mujer al otro lado de la puerta abrió los ojos.
—Disculpe, no creo que sea conveniente...
—No me haga expresar mi verdadero motivo en este lugar, si no me permite ingresar, si ya no cree que somos esposas de algún caballero que esté ahí presente, ¿podría permitirnos pasar?, esta calle es muy transitada y podríamos exponernos.
—Lo de no tener a sus esposos en este lugar, ya me quedó claro, la realidad es que muchas mujeres nos hacen muchos escándalos —sonreí. Aprendí algo Iain, gracias por el consejo—. Pasen, con esto no quiere decir que aun puedan hablar con Madame.
—Cuando sepa la razón por la cual nos atrevemos a venir nos atenderá, espero que se conduelen y apoyen al género —ingresamos, la recepción, su decoración era en tapicería roja, no se veía ni escuchaba nada.
—Dígame milady ¿qué desea decirle a Madame para que la atienda?
—Me case hace más de una semana y aun no sé cómo lograr que mi esposo caiga en mis encantos. Fue un matrimonio por conveniencia, pero yo quiero consumarlo —la picardía de la mujer fue evidente.
—¿Y ellas?
—Queremos escuchar los consejos, pronto será nuestro turno. Una Madame de seguro nos dará las mejores técnicas ante el tema cerrado en nuestro entorno —respondió Iona
—¡Señoritas de alcurnias! Su valentía es de admirar. Esperen aquí. Ya mismo le informo a Madame para que las atienda.
—Aquí estaremos —una vez solas fui abordada.
—¿Ahora investigaremos?
—No. Quiero en verdad que una mujer que tiene una vasta experiencia nos de consejos, además una vez que ella nos atienda le diré la verdad y le pediré de la manera más cordial que nos lleve al lugar donde este mi marido.
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Apariencias - ¡Mírame...! No podrías amarme (libro 1).
RomansaEs mi tercer hijo el que viene al mundo, mis tíos y familiares conocedores de la desgracia que empaña nuestra sangre están aquí para verificar si no se ha ensuciado mi descendencia, mis dos hijos anteriores son normales, el heredero al ducado es un...