Apariencias - ¡Mírame...! No podrías amarme (libro 1).

Capítulo 6

Bristol 1809, Cottage house

Mi padre y hermano se levantaron, arreglaron sus trajes, yo me ubiqué al lado del heredero al marquesado, Albert abrió las dos puertas, nos ubicamos a un lado a recibir los recién llegados.

—Torbellino, eres la dama de la casa, deja en alto el apellido Hamilton.

—¿Lo dices en tono burlón hermano? —los ojos le brillaron, me guiñó un ojo.

—Al menos tenemos la excusa de que por falta de una madre no se le ha educado adecuadamente y por eso le permitimos el que carezca de algunos modales —hice una mueca y arrugué mi frente, mi papá se estaba conteniendo para no reírse.

—No sería mala idea padre, así cualquier improperio o alguna travesura de Abbey podemos argumentar que es por falta de ello.

—¿Me están dando permiso para hacer travesuras? —con mi sonrisa bastó para que mi hermano se rindiera y sutilmente afirmara—. Gracias por el ofrecimiento, pero ya di mi palabra en que trataré de no hacer nada de esa lista que tienen. Además, la señorita Bird me ha educado como una dama, lamento decepcionarlos caballeros —los dos hombres se tuvieron que aguantar las ganas de reírse ante mi expresión. Los invitados llegaron, hicieron su aparición, todos eran altos, en cambio yo soy muy parecida a mi madre en lo bajita y bonita.

—Lord Ludovic Grant duque de Montrose —presentó Albert. El señor que llegó se detuvo al frente de mi padre era muy alto, rubio, daba miedo, le sonrió y se abrazaron fuertemente, luego saludó a Thomas, de último a mí, se inclinó, me apretó uno de los cachetes, eso no me gustó, ¡acaso no saben que eso duele! pero es un duque muy amigo de mi padre, le sonreí sin ganas, con mi ojo humedecido, me dejó mi mejilla palpitante. Albert conforme iban ingresando los llamaba por su nombre, apellido y titulo—. Lady Madison Grant duquesa de Montrose —ella saludó a los caballeros y luego se inclinó.

—Sigues siendo una hermosa cachetona —dijo la duquesa que al cruzar nuestras miradas disipó mi enojo por haberme puesto colorado el otro cachete, sus ojos eran un mar de ternura. Me sonrió con nostalgia—. Robert, ¿me permites abrazarla? —el marqués afirmó, no sé porque me miraban de esa manera, los brazos de la duquesa me envolvieron y apretaron muy fuerte. Me dio un beso en la frente—. Eres idéntica a Jazmine —eso me dicen todos los que la conocieron, pero en el retrato que papá tiene de ella en el despacho la veo diferente. La señora se arrodilló ante mí, su esposo le pasó un pañuelo para limpiar las lágrimas que le salieron—. Eres el vivo retrato de tu madre, también espero que en personalidad hagas honor a ella —le sonreí, escuchar eso me alegró, tal vez tengo mucho en común con mi madre—. Mi querida, esa sonrisa será tu arma mortal cuando desees conseguir favores.

—¡No se lo digas!, ya nos tiene a sus pies —respondió el marqués cerca del oído de la duquesa, en señal de un secreto a oídos de todos —Albert siguió presentando.

—Lord Cedric Grant futuro heredero del ducado de Montrose —me saludó de la misma manera, con un apretón de cachete, él me apretó más duro—. Lady Bethany Grant, lady Iona Grant y lord Iain Grant —la mayor me oprimió el otro cachete ¡pero! ¿Qué se creen? Sus ojos almendras eran fríos, yo tenía ganas de llorar. La hija menor de los duques era una cabeza más alta que yo, me sonrió y le respondí de la misma manera, se inclinó.

—Traje muchos juguetes —eso me hizo sonreír más.

—Podemos unirlos y jugar juntas —respondí, los adultos nos observaban.

—Sí, madre me dijo que iba a tener varias amigas, porque mi hermana no juega conmigo.

—¿Ya tenías que hablar de más Iona?, soy una mujer comprometida, no una niña —Lady Iona me cayó muy bien cuando a espaldas de su hermana hizo varias muecas. Mi hermano soltó una carcajada y ella al verse descubierta se le tornaron carmesí las mejillas.