Capítulo 26

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Inglaterra, Bristol house

Estoy con mis amigos, por momentos veo a Abbey que mira y juega con el anillo de compromiso.

—No es para tanto erudito —dijo Declan—. Te vas a casar con la beldad de la temporada, así fue catalogada en el club de caballeros, desde ayer dejó a más de uno anonadado —lo que menos quería oír, el quitarle la posibilidad de que tenga la vida soñada.

—En eso tiene razón, mi padre recibió esta mañana masivas solicitando audiencia —dijo Thomas—. Espero no hagas arrepentirme de haberle enviado respuestas a esos caballeros informando que mi hermana ya estaba comprometida. Ahora, entre caballeros. ¿Qué le hiciste Iain? —el heredero al marquesado estaba serio—. Tenemos una gran amistad y no me hagas arrepentirme de entregarte a mi hermana. Mi torbellino es sagrado.

—Lo sé, como caballero te respondo, no te metas en las diferencias que hasta el momento tenemos, esas solo nos competen a nosotros, ten por seguro que jamás le faltaré a mi esposa, así no vuelva a tocar a una mujer en la vida y sabes perfectamente que no le faltará nada.

—Ella tiene su propia herencia.

—Y ahora tendrá un marido y cubriéndole todos sus caprichos. Deduzco serán muchos. ¿Puedes respetar eso? —nuestras miradas se encontraron, me extendió la mano.

—Su relación no tiene nada que ver con la nuestra, pero si le faltas, te muelo a palos —quería reírme, para no dejarme llevar por los nervios.

—No creo que el duque de Montrose tenga que buscar en otras mujeres la candidez que tendrá de su esposa —dijo Ryan. Brian desde la llegada de los vizcondes está que arde de ira, debo suponer que fue cuando el esposo de Jade le dio un beso en el hombro y ella con cariño le sonrió, no han dejado de hablar, de hecho, es ella la que habla y el anciano la escucha. Entre más lo niegue más se le nota los celos. Y yo no tengo mucho de qué hablar, estoy igual.

—¡Es de mi hermana de la que están hablando! —todos se rieron, yo no dejaba de mirarla, ¿Cómo ella va a desear este cuerpo? Me dio más rabia, solo es lástima.

—Pasemos a la mesa por favor —Lady Alease nos convidó a pasar, las damas fueron acompañadas por sus esposos, Emmy fue escoltada por Brian, no porque él lo pidiera, la joven Lady Ross que al ver las intenciones de Declan se adelantó y abordó al marqués.

—¿Qué le hiciste? —pregunté.

—Tras de fea orgullosa —alcé mi ceja. Thomas fue el caballero de escoltar a mi hermana y el general salió solo, Ryan tenía a su madre a su lado. Nos habíamos quedado los "novios".

—Milady.

—Lamento mucho que lo obligaran milord —la hice llorar, sus ojos lo evidenciaban.

—Ya no podemos hacer nada. Nos están esperando —afirmó, no sé si agradecer que Abbey no sacó la estatura de los Hamilton. Después del almuerzo hablaré con tu padre, dejaré en claro las condiciones y los acuerdos de este matrimonio.

—Si vamos a vivir toda la vida juntos, deberíamos de llevar una relación más afable.

—Abbey, no voy a obligarte a tener una vida eterna a mi lado, eso es lo que hablaré con tu padre, mientras hacemos lo que tenemos este matrimonio solo será una fachada, por eso necesitamos las casa unidas, estaremos casado, luego te dejaré en libertad.

—Después de estar mancillada ¿me piensa dejar? —¿ella qué sabe de lo que hace un hombre y una mujer? — ¿Piensa tomarme y luego desecharme? —estábamos en la mitad del salón, solos el resto ya se había dirigido al comedor—. ¿Por qué me detesta milord? —¿es dolor lo que hay en su mirada?

Apariencias - ¡Mírame...! No podrías amarme (libro 1).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora