Inglaterra 1817 Bristol House.
Trato de calmar a Lucy, le dimos un poco de té de valeriana para que pudiera dormir un poco. Emmy, Violet e Iona siguen dormidas, es muy temprano y aún no he visto a la condesa; fue mi nana la que me puso al tanto de los pormenores y confirmó la salida tan temprano de mi padre, iba furioso. La nueva instrucción es que a partir de ahora era de vida o muerte mantener escondida a la condesa en la mansión, tampoco supo que decirme de Jade, ella no vino.
Le acaricié el cabello a la niña, quien se aferraba a mi regazo, ¿qué habrá visto para estar en ese estado tan alterado? Media hora después logró dormirse —salí de la cama, llamé a mi doncella, a los minutos ingresó Olivia.
—¿Mi padre llegó? —negó en repetidas ocasiones—. Prepárame el baño, lo tomaré en la habitación de al lado, no quiero despertar a Lucy, me costó mucho tranquilizarla.
—Por supuesto milady, ¿traje de montar? Anoche informó que iría a cabalgar con las señoritas.
—No, debo ver a la condesa. Quiero cuidarla y esperar a ver qué pasó con Jade. ¡Por los cielos! Todo esto me tiene con los nervios alterados.
—El marqués salió con Ned y Rosa.
—Veo que no trajeron baúles —mi doncella negó—. Olivia, ve con mi nana, ella por nostalgia guardó algunos trajes míos de cuando era niña, utilízalos para Lucy, una vez se despierte te pido que la ayudes a arreglarse, llegó en bata de dormir, anda, ve pronto por el agua, necesito mi baño.
—Sí mi lady —no puedo salir de mi habitación sin estar aseada, en ocasiones lo hago dos veces al día si estoy en verano y a veces en primavera, otoño e invierno una vez, eso sí, todos los días; algunos tienen la costumbre de hacerlo en contados días a la semana; información suministrada por la señorita Birt, yo no puedo, mi padre y hermano todos los días se sientan a desayunar con su cabello mojado, evidenciando nuestra costumbre por la higiene a diario.
Una vez presentable, dejé encargada a mi doncella de la niña y me fui a la habitación de la marquesa, ahí mi padre había dejado a la condesa —por dentro sentí regocijo de solo imaginar que mi padre por fin se pueda casar con Lady Alease. No me dicen nada, pero es evidente las miradas de mi padre hacia ella, los ojos le brillan cuando la ve—. Toqué la puerta, la voz de la señorita Birt me dijo que podría pasar, al hacerlo me sorprendió mucho ver el rostro de la condesa algo desfigurado, ahora entiendo los nervios de Lucy.
—Abbey —me sonrío como pudo, sin duda la nobleza de Jade era heredada de su madre, mi reacción fue un impulso; corrí a su lado, me arrodillé, le acaricié su maltratado rostro.
—Condesa.
—No me digas así. Llámame Alease.
—¿Ya vino el médico a revisarla? —miré a mi institutriz y afirmó.
—Ya enviamos a un lacayo a comprar las medicinas, le mandaron reposo por un mes, tiene una costilla fractura. Abbey, nadie debe...
—Lo sé, trataré de tener a mis amigas alejadas de todo. Si su esposo se atreve a venir yo misma le doy un tiro.
—No digas esas blasfemias —con cariño me recriminó—. Tus amigas son iguales de correctas a ti, no hay problema que se enteren, son las hijas de mis mejores amigas, que muy seguro en la tarde estarán visitando.
—¿Y Jade? —en ese momento la condesa lloró, sus manos le temblaron—. ¿Qué le pasó a mi amiga?
—Su padre la casó con un vizconde.
—Pero... Solo tiene diecisiete años, nos falta un año para ser presentadas.
—En esta sociedad tiene edad para casarse con el aval de su padre —volvió a llorar, le acaricié el cabello—. No pude hacer nada, le fallé a mi niña —no sé qué decirle—. Es un anciano Abbey —sentí pesar por Jade, tanto que suspira por el mayor de los Taylour, el marqués de Headford, se había hecho tantas ilusiones después de saber que se había divorciado, soñaba con convertirse en su esposa y dadora de sus vástagos, ahora eso será imposible. Tomé la mano de la condesa.

ESTÁS LEYENDO
Apariencias - ¡Mírame...! No podrías amarme (libro 1).
RomanceEs mi tercer hijo el que viene al mundo, mis tíos y familiares conocedores de la desgracia que empaña nuestra sangre están aquí para verificar si no se ha ensuciado mi descendencia, mis dos hijos anteriores son normales, el heredero al ducado es un...