Capítulo 47

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No puedo creerlo, Abbey duerme a mi lado, hemos pasado encerrados desde la tarde de ayer, solo hasta pasadas las doce de la medianoche nos quedamos dormidos, exhaustos de tanto amarnos.

Ayer después de nuestro primer encuentro, se quedó profunda, ni cuenta se dio cuando la limpié, en el paño quedó el rastro de su virtud tomada. La muestra irrefutable de que fui, soy y seré su único hombre. Y ahora, con la luz del nuevo día, con su hermoso cabello esparcido cuál abanico abierto, su espalda destapada y la sabana cubriendo solo el inicio de sus nalgas, se ve tan deliciosa.

Por inercia mi miembro se fue endureciendo, mis cortos dedos se deslizaron por la piel blanca y suave de Abbey, mi esposa, mi mujer, mi amante. Amo su curiosidad en la intimidad, lo que más me gusta es que solo conmigo lo ha hecho, solo yo conozco sus gestos previos a su liberación. Solo yo he escuchado esos sensuales y desquiciantes sonidos que brotan desde sus entrañas cuando convulsiona. Solo mi nombre ha salido de su boca al pedir más satisfacción.

Jamás me imaginé ser poseedor de lo que vivo en este momento, mis labios y lengua comenzaron la exploración una vez más en la expansión de besos por su espalda. Ser el causante del erizamiento de su piel me aviva. Estoy deseoso de fundirme una vez más dentro de ella. La inclinación de su cuello fue el permiso que esperaba para ubicarme entre sus piernas mientras seguía estimulándola con caricias en su espalda. Mi pene comenzó a frotarse entre sus pliegues mientras mi mano le acariciaba su centro y mi boca seguía dando besos húmedos en su suave piel destapada.

Abbey comenzó a moverse y con ello restregaba más mi endurecido miembro, mi mano estaba completamente humedecida por los flujos que surgían de su vientre, conduje mi falo a su entrada, me fundí en esas ardientes brasas de su interior, en esa sensación enloquecedora y que desde ayer se ha convertido en mi refugio.

Mis movimientos se incrementaron, nuestros jadeos emergieron, poco a poco fui acelerando mis punzantes embestidas y ella alzó sus nalgas para darme más acceso. Comencé a estimularle ese otro orificio, días pasados había descubierto que ese punto la vuelve eufórica, con sus fluidos la acaricié, de un momento a otro sus paredes se contrajeron, su piel ardiente e interna presionaron envolviendo más fuerte mi miembro ocasionando una erupción en cadena, nuestras mutuas convulsiones no se hicieron esperar, toda mi simiente una vez más fue depositado en su vientre, caí sobre su espalda, sudoroso y sonriente.

—Buenos días, señor Grant —sonreí, salí de su cálido interior, se giró y esos preciosos senos quedaron a mi disposición.

—Buenos día, señora Grant —mordí levemente su pezón sonrosado, luego fui por su deseable boca.

—Quiero bañarme.

—Ya mando a preparar nuestro baño, luego desayunamos.

—No quiero salir del cuarto.

—Eso fue miel para mi paladar, milady.

—Solo quiero complacerlo, su excelencia.

..........*..........

Han pasado dos semanas desde que uno de los cocheros de la mansión de los Hamilton fue atacado, gracias a los ángeles fue frustrado el intento confirmado de secuestro para Jade, ahora por petición de los generales Ross y Declan la casa pasa custodiada.

Esa es la razón por la cual he visitado a diario a Jade, han sido agradable estas dos semanas, reunida con mis amigas, nos hace falta, mucha falta Abbey e Iona. Esperamos verlas muy pronto.

No hay pacientes para la tarde de hoy. Su excelencia ha estado dos horas encerrado en su consultorio preparando ungüentos y jarabes medicinales.

—¡Violet! —tomé mi agenda e ingresé a su despacho. No sé si me hace bien o mal estar cerca de Ryan, no solo en el consultorio o en el hospital. Él siempre exige mi compañía siempre y cuando sea de día, soy consciente que solo puedo ser su enfermera inseparable. Estos meses han sido muy duros en el tema social, pero a nivel económico ha mejorado sustancialmente. Soy consciente que la gente murmura, comentarios más o comentarios menos soy reconocida por ser la fulana principal del duque de Leinster.

Apariencias - ¡Mírame...! No podrías amarme (libro 1).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora