Apariencias - ¡Mírame...! No podrías amarme (libro 1).

Capítulo 7

Bristol 1809, Cottage house

Estamos de regreso, esta mañana salimos a ver unas tierras que Thomas quiere que compremos, para nosotros sería perder dinero, pero para las arcas del marquesado sería una gran oportunidad de fortalecer el título. Íbamos bromeando con lo que pasará el viernes, no quiero que llegue ese día, como expresa mi madre cada día trae su afán, no voy a preocuparme por ese acontecimiento de algo que aún no ha pasado, por experiencia puedo decir que las circunstancias pueden variar.

Como lo de ahora, mi padre y mi hermano no daban crédito a la silla en la que estoy amarrado, y hoy por fin pude cabalgar un caballo solo, puedo subir y bajarlo por mis propios medios, eso sí, debe ser en un caballo manso y con un lacayo a un lado, para evitar un accidente, miré a mis amigos. El duque antes de emprender el viaje a Bristol habló conmigo, me preguntó si quería estudiar en Eton y así acceder a una universidad a estudiar leyes o economía, las dos me gustan, pero... suficiente tengo con las miradas de miedo, reproche, asombro o de repulsión por parte de las personas en especial las mujeres por ser un enano.

En ese entonces le dije que lo pensaría, ya sabía que Brian Taylour había ingresado hace un año, por ser el heredero no debería estudiar una carrera, pero sí que pasara por una escuela y su padre no les ha prohibido que estudien. No supe que pensar en ese momento, he creado una imagen donde me pueden ver decidido, seguro sin ser una realidad todo es una coraza, soy consciente que en muchas ocasiones uno debe aferrarse a una falsa apariencia para sortear las aguas de la nobleza.

No lo digo en el ámbito de hipocresía, no, lo digo en el ámbito de la imagen, por eso avivo la creencia de que soy inmune ante los comentarios por mi condición, así muchas veces en la soledad de mi habitación deje caer las barreras. Hace muchos años me oculto de todo el mundo cuando deseo llorar. Recuerdo tanto el momento en que mi vida cambió, esa vez en que aprendí del maestro... mi padre. Esa tarde me había hecho un desplante y cuando mi madre me encontró llorando escondido detrás de las cortinas de la biblioteca, una vez el duque se retiró no pude contenerme, me maldije por haber nacido así.

—Iain —no la miré—. ¡Jovencito mírame! —solo negaba y lloraba. Todo mi cuerpo temblaba—. Debes aprender a conocer a tu padre.

—¡Él no me ama! —grité, la miré, era la primera vez que le alzaba la voz a mi madre, el único ser que me ha demostrado afecto al igual que Iona—. Por más que haga para ser acreedor al menos de un abrazo de su parte no lo consigo, a él le doy asco.

—¡Nunca en la vida vuelvas a decir eso de tu padre Iain Grant! —la miré con rabia, ¿acaso ella no se ha dado cuenta de su trato? — ¡No me mires de esa manera!, qué soy tu madre.

—Lo siento duquesa.

—¡No me hagas alzarte la mano Iain! —tenía doce años en ese entonces.

—Cada vez aprendo un idioma más, estudio más, con el anhelo de escucharlo decir un "te felicito", pero solo se limita a mirarme y se va. ¡Nada de lo que hago le gusta!, no me acaricia el cabello como a mis hermanos, ¡¿crees que no me doy cuenta?! —mi madre me miró—. Me he escondido a espiarlo, deseaba saber si el duque es con todos igual, a Cedric le sonríe, le da una palmada en el hombro, a Bethany le da un beso en la frente y a Iona... ella hace que todo el mundo la cargue, la abrace y la consientan. Pero ¡a mí!, ¡a mí!, solo me dice que aprenda —mi madre se arrodilló en la biblioteca sin importarle que su traje se arrugara, sus brazos me reconfortaron, me abrazó, me arrulló.

—Hay cosas que no puedo decirte mi amor, pero si quieres conocer al verdadero duque, esta noche no te duermas solo finge hacerlo y lo descubrirás —besó mi frente, me abrazó fuerte—. Pensé que con mis besos y abrazo era suficiente.