Capítulo Cincuenta y Dos

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Suspiró, perdida en sus pensamientos mientras estaba dentro del autobús trataba de olvidar las penas que estaba sintiendo recientemente, de todos los malos acontecimientos que estaba teniendo que le provocaban malestares internos los cuales la llevarían a sentirse muy enferma.



—Marinette, tengo que decirte algo—dijo Gabriel sentándose en la cama.

Por la cara que había puesto el rubio pareciera que fuera algo que le avergonzaba demasiado, la joven lo miró con curiosidad esperando a que no fuera nada tan grave que fuera como arrepentirse de haberse acostado con ella y ponerle cualquier excusa como que estaban yendo muy rápido en la relación.

—Ayer admití frente a mi padre que te amaba—soltó Gabriel un poco avergonzado de la situación. —Lo lamento, actúe por impulso y sin pensar en lo que hacía.

—Debería de estar enfadada conmigo, pero me alegra que lo hayas hecho, se hubiera enterado de todas formas por parte de Adrien—susurró Marinette.

Le acarició su rostro antes de rodear sus brazos alrededor de su cuello besándolo apasionadamente pegando su cuerpo al suyo.

—Me iré a arreglar para salir, tengo un compromiso.



Llegando a su casa, se encontró con Gabriel mirando hacia el suelo mientras había unas páginas de las traducciones del diario de Emilie en la mesilla frente a él que había hecho recientemente. Había tenido que recurrir a usar la computadora portátil de Marinette para hacer las traducciones ya que hubo palabras que él no entendía y debía investigar la traducción exacta.

—¿Qué encontraste? — le preguntó Marinette.

—Trato de asimilar del hecho de que mi esposa haya tenido secretos que no me haya dicho, no sabía que tenía un amigo íntimo—murmuró Gabriel—Es como si nunca la hubiera conocido.

—¿Me estás diciendo que en tus años de casado nunca la viste salir con sus amigos?

—Estaba demasiado ocupado en mi trabajo—contestó Gabriel—Siempre que le preguntaba algo sobre su día me ha dicho que estaba bien y más nada. Me sentía satisfecho en aquel entonces, no era el mismo Gabriel que soy ahora.

Marinette leyó las traducciones para darse cuenta como Emilie había escrito sobre como recordaba la primera vez que conoció a Jagged Stone antes de que se volviera un famoso músico mucho antes de su matrimonio con Gabriel Agreste.

— ''Con él me sentía libre, sé que podía contar con él a pesar de todo—leía Marinette—A diferencia de en la mansión Agreste en donde me sentía en una jaula. No fue fácil encontrar un momento para hablar con él después de que me casé, Viktor tenía su mirada en mí y eso me aterraba mucho. Si tan solo Gabriel pudiera hacerse cargo de su padre para que se vaya de la mansión y nos deje vivir tranquilos como una familia''.

Después de leerlo miró a Gabriel con el ceño fruncido.

—¿Dejaste que Viktor viviera con ustedes? Con razón no era feliz, ni siquiera tu esposa lo soportaba tenerlo cerca, sin ofender.

—La mansión Agreste es propiedad de mi padre hasta el día de su muerte y se hereda al descendiente, ha sido así desde mi bisabuelo— confesó Gabriel— Además, me era incapaz de separarme de él ya que le debía mi crianza, pero nunca pensé que mi padre sería un hombre tan terrible como lo sé ahora. Siempre creí que todo lo que hacía era por mi bien, que era un hombre pero...

[AU] La mariposa negraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora