[AU] La mariposa negra

Capítulo Veinticinco

   Theo le ofreció su mano a Marinette para levantarla del banco y la condujo hasta una esquina del parque donde se encontraba estacionada una bici taxi.

—Sube, es mi bici taxi. 

   Mientras ella subía, a cierta distancia de ellos, alguien observaba la situación dentro de una camioneta y tomaba fotografías de Marinette subiéndose a la bici taxi ayudada por Theo para luego marcharse del lugar doblando hacia otra esquina subiendo la ventana del conductor.

—¿Por qué tienes una bici taxi si eres artista?— le preguntó Marinette con curiosidad.

   Más que todo porque al conocerse fue dentro de un autobús y ahora le parecía muy extraño que fuera propietario de una bici taxi.

—Necesito ganar dinero extra—le fue explicando Theo mientras conducía—El alquiler de mi taller se ha vuelto muy caro, y mis pinturas no se venden como pan caliente. A veces tengo la buena fortuna de conseguir un comprador, pero lo que gano en mis pinturas lo gasto la mayoría en materiales para hacer más arte, necesidades personales, etc. Hasta tengo que hacer otros trabajos para reunir suficiente dinero y así comprar el taller, ya no tendría que preocuparme por el alquiler. 

   Eso tenía mucho sentido, y escucharlo le hacía sentir a Marinette un poco de respeto hacia el joven moreno al ver cuanto tenía que trabajar para hacer lo que más le gustaba, así como ella que tiene que tener dos trabajos para conseguir dinero para sus necesidades, aunque estaba haciendo un poco de trampa, ya que la universidad prácticamente lo estaba pagando Adrien Agreste y eso le estaba haciendo sentir vergüenza consigo misma por no ser tan trabajadora como debería de serlo Theo, siendo su trabajo de camarera como una simple fachada.

     Cuando llegaron al taller, se encontraba ubicado sobre un almacén muy amplio donde estaban algunas estatuas que Theo le explicó que esa parte de su taller la estuvo usando para la fabricación de estatuas, pero lo abandonó cuando el material se le estaba volviendo difícil de conseguir, luego condujo a Marinette hacia unas escaleras donde finalizaba en una puerta. Dentro, Marinette pudo observar el gran espacio que había, varios cuadros colgados en las paredes, algunos estaban apilados en cajas y otros en pie sobre todo el departamento, la mayoría tenían detalles de que aún no estaban completamente terminados y otros prácticamente estaban ya hechos.

—Y aquí es dónde paso la mayoría del tiempo—le explicó Theo—Cuando no trabajo fuera, claro está. 

   Marinette observaba maravillada las pinturas de Theo, en verdad no entendía como es que a él le era imposible venderlas si eran muy hermosas.

—Marinette...

   Marinette volteó a verlo encontrándose con un rostro muy apenado, parecía que hasta balbuceaba en voz baja antes de que pudiera entender lo que intentaba decirle.

—¿Sabes? En verdad quería traerte aquí porque yo...yo...Deseaba pintarte, quiero que seas mi modelo, mi musa.

   Marinette se quedó sorprendida ante la confesión de Theo. Ser una modelo para un pintor, nunca antes le había ocurrido una propuesta de ese modo, podía ver por el rostro de Theo que estaba muy apenado por la proposición.

—Pues...—Marinette no sabía que responder, pero antes de que pudiera decir cualquier respuesta sonó su celular con un número desconocido y contestó—¿Hola?

—¿Dónde estás, niña?

   Era Gabriel Agreste.

—¿Cómo conseguiste mi número?—le preguntó con asombro.