Capítulo Sesenta

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Allí se encontraba Marinette, en el vestíbulo del hotel con un abrigo cubriéndola debido a lo roto que estaba su vestido, Luka no dejaba de mirarle decepcionado por lo que había ocurrido allá arriba en la habitación de su padre, se sentía utilizado por la persona que más cariño le tenía. ¿Cómo decirle las razones por las cuales había hecho todo eso? Alya intentó inventarle una historia a Luka que él no se podía creer, buscaba otras explicaciones, sobre todo por los balbuceos que decía su padre acerca de acostarse con Emilie.

—De verdad, Luka, en serio, te quiero explicar—sollozó Marinette.—No es como tú lo piensas.

—Marinette, ya me has involucrado una vez que me pediste que te dejara entrevistar a Jagged—gruñó Luka.—¿Y estás conspirando con este asesino? ¿Para qué? ¡¿Solo para averiguar que era el amante de la señora Agreste?!

—Estaban ayudándome con una investigación periodística—empezó a decir Alya.—Sospechamos de tu padre, porque tengo fuentes de información que me dieron los datos.

Fue Alya quien tuvo que intervenir,  inventar toda una novela a Luka para dar una explicación aunque él no se tragó la historia, estaba demasiado dolido con Marinette por lo que había hecho, demasiado para incluso mirarle mientras Gabriel la rodeaba con sus brazos debido a lo traumatizante que fue casi ser violada por Jagged Stone aunque no fuera de modo consciente, en parte se sentía culpable por sugerir esa idea, no creía que ese rockero pudiera caer bajo esos efectos lujuriosos.

«Si que era un alcohol muy fuerte, hasta le calentó más de lo que debería» pensaba Gabriel.

—¡Váyanse ya o llamo a la policía!—bramó Luka.

—Espero que algún día me perdones—gimió Marinette dirigiendo su mirada hacia Luka antes de marcharse.

Caminaba muy apegada a Gabriel, queriendo con desespero sentir el calor de sus brazos para poder sentirse segura. Al igual que él, ella se sentía muy mal por lo que había ocurrido, no le gustaba el hecho de haber engañado a Luka pero si no lo hubiera hecho nunca hubiera descubierto que Jagged Stone y Emilie Agreste eran amantes, y por lo que pudo mencionar, que más escalofríos le daba, era pensar que Viktor Agreste también abusó de ella. No quería pensar que pudo acostarse con ese hombre a voluntad propia, tenía que ser una distorsión de la realidad que Jagged decía por el alcohol, quería creerlo al igual de Gabriel que en esos momentos le costaba un poco digerir la situación de enterarse de que su esposa tenía un amante.

«¿Qué otras cosas me has ocultado, Emilie? ¿Por qué nunca confiaste en mí?» pensaba Gabriel.

¿Tan mal esposo había sido que ni su esposa quería compartir cosas de su vida con él? Se sentía tan abrumado por esos pensamientos en las que todo el tiempo había pensado que tenía su vida ya resuelta, con un buen matrimonio y una buena familia, y lo peor, es que si no hubiera sido por la muerte de Emilie jamás se hubiera dado cuenta de esa máscara que tenía puesta, que todo era una simple ilusión que se había creado, seguramente, ideado por su padre para hacer lo que le plazca en la mansión, desde controlarlo a él hasta abusar de su esposa.

—Tenías razón, Marinette—suspiró Gabriel.—Hubiera sido un buen esposo si mi padre no se hubiera puesto en medio de nosotros.


Despertó, le estaba cayendo agua encima de la cara, Viktor Agreste intentó desesperadamente que le entrara agua en la boca aunque fue de mala manera.

—Perdóname, hijo, por favor—suplicaba Viktor con lágrimas en los ojos.—Nunca fue mi intención hacerlo.

Hawk Moth se levantó y se ajustó los guantes mientras sacaba otro aparato de tortura que había usado contra el viejo Agreste.

[AU] La mariposa negraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora