Capítulo Treinta y dos

195 24 14
                                        


     Con todo lo que había ocurrido, no le había podido decir a Marinette sobre la nota, así que la mantuvo guardada en su bolsillo hasta que fueran a encontrarse de nuevo. Ahora tendría que dedicarse a la tarea de buscar al hijo del que había pintado el cuadro de su esposa. Tarea que no iba a ser sencilla ahora que se haría más difícil encontrarlo ya que en el registro se la volvería a pasar varias horas hasta que pudieran atender a su petición.

   Suspiró, al menos contaba con el diario de su esposa para buscar alguna pista, aunque iba a ser muy complicado debido a que él tenía su conocimiento con el latín un poco oxidado, así que con una poca traducción no le serviría de mucho.

«Tendré que usar un traductor» pensaba Gabriel. 


—Mi musa, lamento hacerte esperar, prepárate para dibujarte— interrumpió Theo los pensamientos de Marinette cuando se le acercó.

—Disculpa, Theo— y se volteó a verlo—Pero, esa pintura...

   Y señaló al retrato de la señora Agreste, éste al ver en donde señalaba, con un semblante serio fue a tapar la pintura con los otros cuadros que tenía en frente.

—No es mi arte. Vamos, mi musa.

    Marinette regresó al punto donde estaba, pero aún la curiosidad por ese cuadro era grande, así que le preguntó:

—¿De quién es el cuadro?

—Ya te dije que no es nada— respondió de una manera dura.

—Es que sé quien es esa mujer, es la señora Agreste. Me gustaría saber quien es el artista.

   Theo la miró, en su miraba se volvía cada vez más fría y dura. Incluso cuando fue a tomar el lápiz y la lámina para comenzar a dibujar.

—Por favor, relájate—murmuró Theo—Y quítate la ropa.

   Comenzaba a pensar que el hecho de mencionar esa pintura le molestaba de alguna manera a Theo, así no podría conseguir respuestas de parte de él. Así que, por el momento, no mencionó más nada y se sentó en el sofá estando quieta lo mejor posible para que Theo pudiera dibujar su rostro, aunque hubo momentos en los cuales ella se movía un poco porque antes no había posado de esa manera por tanto tiempo.

—Relájate, estás muy tensa.

 —Lo lamento, es que nunca he posado para un cuadro, me pongo nerviosa de sólo imaginarme que me quieres dibujar desnuda.

—Estoy consciente de ello. Pero tómalo como algo normal, como ver a un médico—esto lo dijo para hacer una comparación sobre la situación—Ahora, relaja el rostro, no quiero dibujarte con esa expresión tan tensa, quiero una hermosa expresión.

   Marinette estaba muy nerviosa, sobre todo cuando Theo le volvió a pedir que se desvistiera, lo que le hizo temblar, tanto que se notaba cuando apenas tenía las manos en uno de los botones de su camisa.

—N-no, n-no pu...No-no—tartamudeaba Marinette—No puedo.

   Tanto fueron sus nervios que se abrazó a si misma y comenzó a llorar mientras que me manera autómata se había colocado en posición fetal en el sofá.

   Theo al versa así, su mirada se ablandó mientras se acercaba hacia ella.

—Lo lamento—susurraba—No sabía que te pondrías muy nerviosa, si quieres, simplemente te dibujaré vestida. No voy a obligarte si no quieres.


       Lo que había conseguido Tikki al haber interrogado a Alya no fue tanto como esperaban; les contó como le habían mantenido dentro de una habitación completamente en blanco, no sabía si era de día o de noche porque la luz se mantenía siempre encendida y las ventanas estaban tapadas, por lo tanto ella no sabía con certeza sobre por cuantos días habría estado. Sin embargo si calculaba el tiempo que se mantuvo secuestrada, entonces habían sido varios días.

[AU] La mariposa negraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora