21. Cine

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—Con razón Espinoza decía que tu generación era un dolor de cabeza —hablé sorprendida mientras jugaba con los dedos de su mano que estaba arriba de mi muslo.

—Y eso es casi nada de lo que hice —respondió riendo, su pecho vibraba en mi espalda debido a que retumbaba su risa—, aun no entiendo como pasé los anteriores años —negó con la cabeza manteniendo su sonrisa.

Fruncí el ceño y giré la cabeza para verlo detrás de mí—. Entonces si eras uno de los que no hacía caso, no hacía las tareas y trabajos ¿cómo eres tan inteligente y excelente estudiante? —pregunté confundida, no sonaba lógico que él capitán, mejor dicho, excapitán del equipo de nuestro colegio tuviera unas excelentes calificaciones y "un intelecto impresionante" (según mi padre), si él no hacía nada.

—La verdad una semana antes de las evaluaciones le pedía los apuntes a los más inteligentes de mi salón, no sabía cómo lo lograba, llevaba como once materias y acababa los apuntes en una sola semana —habló impresionado—, pero cuando entré a ultimo año y me nombraron el capitán del equipo, decidí hacerlo yo mismo, tuve que dejar de hacer y sacrificar muchas cosas para poder obtener mis calificaciones y pertenecer al cuadro de honor por mi cuenta, sin ayuda de nadie —habló mirando y jugando con el césped con su mano izquierda.

—¿Te arrepientes de dejar todo lo que tenías para lograr obtener lo que tienes ahora? —pregunté, él dejó de jugar con el césped y me volteó a ver confundido.

—No —negó con la cabeza—, no me arrepiento de nada, si hubiera seguido así, muchas cosas serían muy diferentes.

—¿Incluyéndome? —la pregunta salió de mis labios sin siquiera pensarlo, él apretó sus labios, bajó la mirada al césped asintiendo.

—Lo más probable es que sí, incluso creo que ni siquiera hubiéramos hablado —alzó la mirada y la mano que tenía encima de mi muslo la volteó para tomar mi mano—, pero es no pasó y me alegra mucho —llevó mi mano a sus labios y depositó un suave beso—. Te quiero Ardillita —habló llenando el silencio que se había formado entre nosotros.

Mi corazón empezó a latir rápidamente y una sonrisa que no pude ocultar se formó, mi cuerpo y corazón decidieron abrazarlo antes de poder arrepentirme de aquello, tardó pocos segundos en corresponder mi abrazo pero cuando lo hizo me abrazó con fuerza hundiendo su cara en el hueco de mi cuello, sentía que las mariposas de mi estómago se multiplicaron por mil y revoloteaban para salir de mi interior, mi corazón estaba latiendo tratando de salir de mi pecho por las sensación tan abrumadora que sentía en estos instantes, no quería que se acabara esto jamás, no quiero separarme de él, no quiero que vaya a la universidad, no podría con tanto, no quiero que se destruya lo que con tanto esfuerzo ha y hemos construido, no quiero que esto se arruine, no quiero.

Suéltalo, Emma. Ordenó mi subconsciente, tomé un poco de aire y me separé lentamente sin verlo.

—Emm —habló lentamente—. Emm —repitió acunando mi mejilla con su mano y me obligó a verlo—, todavía falta mucho para que me vaya, no te vas a librar fácilmente de mí. Tenemos una cita pendiente —recordó sonriendo un poco y yo imité su acción.

Ahora estaba enfrente del espejo viendo mi ropa, traía un pantalón negro al igual que una blusa con la una "s" roja encima de la "v" de la palabra "lover" que está en letras blancas, mi cabello estaba en mi típica coleta alta, hacia bastante calor el día de hoy, sabía que me iba asar por traer ropa negra, pero me gustó como me veía y no pienso cambiarme de ropa porqué me da mucha pereza.

—¡Emma! —gritó mi madre desde el primer piso de la casa—. ¡Ven por favor!

En cuanto mi madre dejó de gritar mi celular sonó, me acerqué a la mesita de noche que tenía a lado de mi cama cargando mi celular, era un mensaje.

Un Simple ErrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora