35. Deseo

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—¡Por el amor a la virgen de la putería! ¡¿Qué más le falta?! —preguntó exaltado Thom—. Solo lo faltó un puto sarcófago de traer para acá.

—Cierra la boca y ayuda Thom —demandó Carter.

—¡Ah! Claroooo... Cómo me vieron cara de chico de mudanza ya me tienen aquí.

—De lo único que tienes cara es de burro de carga. Así que deja de rebuznar y ven a ayudar —habló Dominic dejando una caja en la cama.

—Deberían de estar también aquí Salt y Black. Ellos no han ha parecido en ningún fucking momento. Ni siquiera para conocer a Gray —se quejó Thom antes de entrar con otra caja y dejarla en el escritorio.

—Ya te dije que han estado ocupados con Kay —recordó Carter por milésima vez.

—Pues me vale verga que se la estén mamando a Kay. Deberían de, aunque sea conocer a Gray. Ya lleva casi una semana aquí y ellos ni sus luces —contestó Thom metiendo una maleta a la habitación.

—Deja de quejarte por una vez en tu vida. Ya casi acabamos y vamos a comer —habló Dominic metiendo otra maleta.

—Esto ya es lo último —habló Carter entrando a la habitación.

Miré lo que tenían en manos y de inmediato me acerqué para tomarlo yo.

—Perdón, pero esto no dejo que nadie toque esta caja —aclaré al ver su cara de confusión.

—Está muy linda —halagó Thom.

—Gracias. Yo le ayudé a conseguir la caja y pintarla de blanco —sonrió.

—Pero no tiene nada de blanco —habló Mai viendo la caja con las cejas juntas.

—Oh. Fue el color de base... Pero le ayudé en decorarla... Un poco, pero le ayudé. Oye si es cierto. ¿Qué tiene adentro?

—Amm... —piensa, Gray. Piensa—. Pulseras, collares. Cosas... insignificantes —hice un ademán restándole importancia.

—Entonces si tiene cosas insignificantes. ¿Por qué no dejas que nadie la toque? —cuestionó alzando una ceja Thom.

—Y... ¿Por qué necesitaría una llave para abrirla? —agregó Mai señalando la cerradura de la caja

—Bueno.... No son tan insignificantes. Después de todo —sonreí incómoda viendo la caja que tenían entre mis manos.

—No sean curiosos y dejen a Gray. Todos pueden tener secretos y el suyo es lo que hay en interior de esa caja. No la jodan —pidió Carter al cuál le sonreí agradecida.

—Tiene razón. Mejor vamos por algo de comer mientras Gray acomoda sus cosas un poco —habló Dominic.

—¿Quieres que te ayude, Gray? —preguntó Mai.

—No es necesario. Puedo yo sola. Si necesito ayuda sería después —sonreí ligeramente.

Ella solo asintió antes de dar media vuelta y empezar a caminar fuera de la habitación.

—Quiero comida china —informó Mai.

—Hasta que por fin estamos de acuerdo en algo Mai mamí —habló Thom siguiendo a Mai que iba seguida por Carter.

—¿Quieres brócoli hervido a la mantequilla? —preguntó Dominic abrazándome por la espalda.

—Sí, por favor —sonreí un poco sin apartar la mirada de la caja.

—¿Y una Coca-Cola? —preguntó nuevamente apoyando su barbilla en mi cabeza.

—Sí, Domma.

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