Un Simple Error

36. Fiesta De Bienvenida

Después de que Dominic y yo tuviéramos esa pequeña plática a cerca de sus amigos nos fuimos en la camioneta de Carter a la supuesta bienvenida. Mai había puesto música en el camino, siendo sincera no tenía malos gustos como Joel. Mientras que Mai y Thom bailaban como unos gusanos en sus asientos, Carter y Dominic cantaban. Yo solo me reía de cómo se veían, estaban como para grabarlos. En cierta parte me recuerda cuando salía con Jacob y con Lili. Cuando todavía no pasaba toda la tragedia. Jacob siempre cantaba mientras manejaba, Lili bailaba y yo me moría de la risa en los asientos traseros. Los extraño demasiado.

No puedo imaginar cómo está Lili. La dejé sola en aquella Universidad. Jacob está sigue en España. Los tres nos separamos. Ellos me ayudaron en mi peor momento y se ganaron mi cariño sincero. Con ellos podía ser Emma. No necesitaba filtro. Mientras que en la facultad era la más respetada y todos me tenían miedo, yo le tenía miedo a Daniel. Me tenía como una esclava, pero eso se acababa cuando yo estaba en mi habitación con Jacob y Lili, con ellos era libre. Me sentía segura. Eran como mis padres. Debo de admitir que el día que se fue Jacob fue la primera vez que lloré de verdad, ese día no lloré por nada relacionado con Daniel, ni pos sus golpes y/o estupideces.

—Creo que aquí se termina nuestra aventura —habló con una pequeña sonrisa Jacob sosteniendo sus maletas.

—¿En serio tienes que irte? —pregunté con el corazón encogido.

—Sabes que me tengo que ir, Gray. No es porque quiera. Por mi fuera las llevaría conmigo —me contestó Jacob.

—No te vayas —pedí—. Por favor. Tú y Lili son los únicos que me mantienen a flote con todo lo de Daniel.

Mis ojos empezaron a picar por las lágrimas. Mi corazón estaba encogido en mi pecho. No quería que se fuera. No creo poder con todo; la pérdida de memoria, todo lo relacionado con Daniel, la facultad, mi recuperación, el plan y ahora la separación de Jacob.

—No me quiero ir, Gray —me contestó con tristeza.

—Entonces no te vayas. Quédate —pedí dejando escapar unas lágrimas meneando la cabeza.

—Gray... —me habló suavemente dejando sus maletas en el suelo del aeropuerto.

—No te vayas —rogué bajando la mirada a mis botas negras—. No podré con esto —confesé.

Sentí las manos de Jacob tomar mi rostro, alzó mi mirada obligándome a verlo. Miré sus ojos negros que estaban llenos de lágrimas.

—No podré más si te vas —murmuré casi sin voz mientras me aferraba a sus manos para que no me soltase jamás.

—Eres muy fuerte, Emma. Lo sé —habló suavemente acariciando mi mejilla húmeda.

—¡No lo soy! —meneé la cabeza derramando más lagrimas—. No lo seré si no estás conmigo... Te necesito.

—No me necesitas, Emma —meneó la cabeza acercándome a su pecho y ahí me rompí.

—No te mientas a ti mismo, Jac. Sabes que si te necesito —murmuré abrazándolo por la cintura— No sé qué voy a hacer sin ti. Lili y yo te necesitamos. Te lo suplico. No te vayas. No quiero volver a estar sola. ¿Quién me va a cuidar en mis pesadillas? —pregunté aferrándome a su playera blanca.

—Lili lo hará —comentó acariciando mi cabello—. No soy indispensable, Peque.

—Para mí lo eres —susurré—. ¿Quién me va ir por más algodón cuando Lili me cure?, ¿Quién va a velar mis sueños?, ¿Quién me dirá que me veo horrible en las mañanas?, ¿Quién peleará con Lili por el ultimo pedazo de pizza?, ¡¿Quién será mi segundo soporte para sobrevivir en ese infierno?! —alcé la voz. Jacob solo me apretó más a su pecho.