Un Simple Error

16. Par De Salvajes

—¡Claro que no, si te ponen a elegir entre Iron Man y Capitán América, obviamente vas a elegir a Steve Rogers!

—¡Estás loca Nubia, obviamente vas a elegir a Tony Stark! —le contestó Ania.

—Hasta yo que soy hombre sé que es difícil elegir entre toda la gama de hombres de Marvel —habló Domma para tomar de su soda.

—¿A quién escogerías tú, Dominic? —cuestionó Laura, todas mis amigas voltearon a ver a mi mejor amigo.

—Perdón, pero yo elijo a Loki, ese Man, es otro nivel —se encogió de hombros.

—Te gusta puro loco —comentó Ania.

—Ay la que le gustó The Joker de suicide squad —contestó Maite.

—¿Qué querías?, está guapo el actor —se encogió de hombros Ania.

—Están desquiciadas —dijimos Domma y yo al mismo tiempo, nos volteamos a ver para después sonreír y chocar cinco.

—Ustedes son los que dan miedo —contestó Laura.

—¿Qué?, ¿Acaso tienes envidia de mi grandiosa conexión con Emma, que es obvio que no la tienes? —preguntó engreído—. Por favor cariño, yo llegué primero y es obvio que ella me ama a mí más que a ustedes cinco juntas —movió su cabello en modo diva.

—¡Cállate! —le ordenaron mis amigas.

—Envidiosas que son, ella es mía —les sacó la lengua para después abrazarme con fuerza.

—¡No es un objeto! —respondió Maite.

—¡Pero es mía y se joden las cinco! —respondió Domma apretándome a su pecho.

—¡No es tuya! —contestó Violeta.

—Ya, tranquilas —dije separándome un poco de Domma—. Y tú... —miré a Domma—. Deja de hacerlas enojar.

—Solo si me das un besito —me pidió con ojitos de cachorrito, yo solo rodé los ojos, tomé su mejilla con mi mano y le di un sonoro beso en la mejilla—. Con mucho gusto dejaré de hacer enojar a estas brujas —les guiñó un ojo y mis amigas solo rodaron los ojos.

—Y luego preguntan ¿por qué dicen que son novios? —habló Nubia.

—¿Celosa? —preguntó Domma—. No te preocupes, tengo hasta de sobra para las dos —le guiñó un ojo—. Tú solo dime cuando y donde, preciosa.

—Dominic —regañé, él solo devolvió su vista hacia a mí y alzó sus manos en son de paz.

—Solo digo la verdad, sé que se muere por mí —miró de reojo a Nubia que solo rodó los ojos.

—Lo que tú digas señor irresistible —rodé los ojos.

—Sé que también me amas, niña bonita —pasó uno de sus brazos por arriba de mis hombros atrayéndome a su cuerpo—. Pasando a otro tema, ¿Tienen pensado ir a la fiesta de Pablo? —preguntó.

—¿Cómo se supone que vamos a ir a una fiesta a la cual no estamos invitadas? —preguntó Laura.

—Ahora lo están, entonces ¿van o no van a la fiesta?

—Yo paso —alcé mis manos mientras negaba con la cabeza.

—Oh, nena por favor, solo es una fiesta, aparte voy a ir yo, no te pasará nada —me apretó a su cuerpo.

—No quiero ir, aún no me llama la atención las fiestas desenfrenadas con alcohol.

—Por favor, hasta yo quiero ir, ve —pidió Maite.