32. Hueco Vacío

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Estaba sentada en posición de flor de loto con la laptop en medio de estas revisando las clases que iba a tomar y a qué salones de la universidad tendría que ir. Dominic me dijo que me iba a guiar, pero lo dije que podía sola... Solo necesito ubicarme un poco y eso estoy haciendo, no quiero hacer el tonto mañana perdiéndome como una idiota. Solo estaba pensando cómo iba a correr de un lado a otro muy rápido, mis clases son corridas por fortuna, pero tendría que ser flash para llegar a ellas y sin contar las posibilidades de poder perderme. Estaba casi con la cara metida en la laptop descifrando como carajos iba a atravesar el campus a tiempo cuando la puerta de m... La habitación se abrió de par en par.

—Hola, hola pequeña pulga —saludó un Dominic sonriendo de oreja a oreja con los brazos alzados atravesando la puerta.

No pude evitar mirar a Dominic de arriba hacia abajo y fruncir el ceño.

—¿Por qué tan feliz? ¿Ya te desvirgaron? —cuestioné con una ceja alzada para luego dirigir mi mirada hacia la laptop.

Miré por el rabillo del ojo como la sonrisa de Dominic se desvaneció y puso los ojos en blanco antes de caminar perezosamente a la cama y tumbarse a mi lado haciendo que la cama se moviera. Una pequeña sonrisa se dibujó en mis labios al ver cómo se quedó viendo el techo perdido.

—Espero y te la hayas pasado bien ayer con tus amigos.

Comenté evitando sonreír de más, Dominic llegó a las cinco de la mañana echo un asco, juraba que no podría andar y mucho menos hablar, solo se reía de sí mismo mientras se estampaba torpemente con los muebles de la sala y yo como toda buena amiga y casi madre que a preocupa fui a ayudarlo a llegar a su habitación, me equivoqué dos veces de habitación, pero la encontré, fui con él a qué vomitara, se lavara los dientes. Mientras lo hacía me estaba platicando mejor dicho balbuceando cosas que no entendí, lo desvestí y le puse su pijama que solo consiste en unos shorts que le quedan arriba de la rodilla con de estampado de los Minions.

—Ni me lo recuerdes —pidió negando con la cabeza sosteniendo la sien con sus dedos—. No recuerdo que pasó después de las doce, pero estoy seguro que doy pena ajena.

—Siempre das pena ajena —comenté con una sonrisa.

Dominic solo me dedicó una mala mirada antes de pegarme en la frente con su dedo índice.

—Boba —murmuró entre dientes.

—Borracho —canturreé viendo la pantalla y pude ver por el rabillo del ojo como frunció su ceño.

—Pendeja.

—Idiota.

—Exagerada.

—Dramático.

—Enojona.

—Celoso.

—Impulsiva.

—Delicado.

—Agresiva.

—Egocéntrico.

—Gruñona.

—Coqueto de pacotilla.

Miré directamente a Dominic al ver que se quedó en silencio dos segundos, una sonrisa se formó en mis labios y alcé las cejas esperando un par de segundos más.

—Agh. Está bien. Tú ganas —comentó a regaña dientes mientras se cruzaba de brazos haciendo un berrinche.

—Diez puntos para Emma. Cero para papi Domi —canturreé victoriosa mientras movía mis hombros en un pequeño baile.

—No hagas eso —meneó la cabeza con una expresión de asco—. Originalmente bailas bien pero ese baile es... —se quedó un par de segundos buscando la palabra correcta—. Bochornoso.

Un Simple ErrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora