30. ¿Seguro?

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—Nunca pensé que fueras capaz de destruir algo —comentó asombrado Abdiel mientras estaba cocinando.

—Pues ya viste que no todo es lo que parece, Emma dejó el carro inservible —comentó Dominic con una sonrisa llena de orgullo mientras destapaba una botella de agua que había sacado del refrigerador.

—Ya lo creo. Ese imbécil se lo merecía por hacerle daño a mi nena —comentó Joel sentándose a mi lado.

—¿Segura que no vas a denunciar? —cuestionó mi hermano, rodeé los ojos.

—Ya hemos hablado de eso —recordé con cansancio.

—Lo sabemos, pero... Ese imbécil trató de abusar de ti más de una ocasión, no te puedes quedar así —comentó Joel algo molesto.

—Joel —lo llamé haciendo que me viera—. Ya hice todo lo que tenía que hacer. No es necesario que se metan en este problema que ya resolví.

—Emma, te amo y todo, pero debes de denunciarlo, no es justo que ese machito que se creé mucho solo por ser hijo de papi esté libre pudiendo causar más daño —comentó Abdiel.

—Mira, si el problema es que te pueden meter a la cárcel, nosotros tenemos muy buenos amigos abogados que te pueden defender e incluso sacar en menos de un par de horas —agregó Joel.

—Aparte tú eres la inocente, la víctima. No te pueden hacer nada, tienes suficientes pruebas —habló Dominic.

—No voy a denunciar —los tres hombres que tenía enfrente de mí me miraron enojados—. No haré algo que ya hice, denuncié antes de llevar a cabo mi plan, incluso le dije a los oficiales lo que iba a hacer. Me dijeron que no me iban a hacer nada —agregué con cansancio, los tres hombres se vieron entre sí.

—¿Por qué no nos habías dicho que ya habías denunciado? —preguntó Abdiel.

Me encogí de hombros—. No lo vi tan necesario. El día que denunciamos fuimos varias chicas de la universidad, las que también habían sido abusadas o a punto de serlo por Daniel. Primero nos ignoraron hasta que una oficial nos hizo caso y obligó a sus compañeros a que nos atendieran, la oficial me atendió a mí y le dije todo. Ella quiso ir por él de inmediato junto con su padre, pero le dije mi plan. El día que venimos para acá, cuando me aseguró el rector que ya me había transferido a Hoffman les di el aviso de que ya los fuera a detener. Ahora ya deben de estar en la cárcel por abuso sexual, extorsión, manipulación, lavado de dinero, secuestro y muchos cargos más.

—Por eso estabas tan tensa ese día —comentó Dominic sentándose a mi lado para luego abrazarme—. Lamento que tuvieras que pasar todo eso, tú sola, Pulga —agregó apoyando su barbilla en mi cabeza.

—Desde el primer día que me trató mal, ya no volví a ser la misma —hablé rodeando el torso de Dominic y apoyaba mejor mi cabeza en su pecho.

—Con razón ya no te reconocimos cuando te volvimos a ver —habló Joel con tristeza.

—Los entiendo. Yo tampoco me hubiera reconocido a primera vista. Emma Betancourt despareció y en su lugar llegó otra chica con otra identidad —me encogí de hombros—. Fui un mayor desastre cuando entré a la universidad —comenté con burla mientras recordaba un par de cosas que hice.

—No creo que hayas sido más desastrosa que en el último año —habló con burla Dominic.

—Oh, créeme que si lo fui. Hice cosas que me arrepiento un poco y hay otras que no. El día que desapareció Emma, fue el día cuando en peleé con una chica en una fiesta, casi la ahogo en la piscina —comenté con burla—. Kira colmó mi paciencia con tan solo dos semanas en la universidad.

Un Simple ErrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora