16.

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Me levantaba con todas las mañanas, a la misma hora. Odiaba levantarme, pospuse la alarma, pero aun así mi mente me obligaba a levantarme. 

Fui al baño a orinar. Lamentablemente pude percibir la mancha de sangre en mi ropa interior. Solté un bufido. Hoy no quería bañarme porque hacía mucho frío, pero tuve que hacerlo de todas maneras.

A veces deseaba ser un tomate, ¿por qué? No sé, simplemente lo deseaba. 

Salí de la ducha con mucho frío, al instante me envolví con mi toalla y limpié el espejo empañado. 

Vi directamente mis ojos azules. Lo había sacado a mi padre. Mi madre decía que siempre le hacía recordar en eso a él. 

Salí cambiada solo con un buzo puesto y mi sostén, la fría ráfaga que proviene de mi ventana produce que me abrace a mi misma, voy directo a cerrarla. Mi cuerpo tiembla y me ponga en seguida una sudadera, unas medias y mis zapatillas. 

Bajo las escaleras, mientras me acomodo mi ropa interior por la toalla higiénica. Como odio esta cosa. Ojalá se quedará quieta, pero lamentablemente no es así, se mueve. 

Al bajar un olor viene hacia mí, como amo ese olor, lo disfruto. Me acerco a la cocina, ella está ahí preparando un omelette. Ella  lo pone en un plato y luego el otro en su plato. 

-Buenos días, linda-me da una sonrisa-Lleva los platos a la mesa-me ordena. Está sonriendo más de lo habitual, eso me sorprende. De seguro le fue bien en su caso y le doy la misma sonrisa. 

-Te fue bien en tu caso ¿verdad?-quiero confirmar que es eso porque eso le pregunto, pongo los platos en la mesa. Ella se sienta y pone los cubiertos.

-Sí, después de tanto tiempo me toco un caso de violencia de género y metí al culpable en donde se merece-luego de eso metió un trozo de omelette en su boca, me sentí orgullosa de ella, sabía cuanto le gustaba su trabajo. Ella me contó que sabía a qué se quería dedicar desde los trece años, en cuanto a mí aún no lo sabía. No era por ser pesimista, pero no me atraía nada. 

Aún era un pensamiento sin fin, ¿qué iba a hacer de mí? ¿Me asustaba? Sí por su puesto que sí, tenía miedo de enfrentarme al mundo, de valerme por mi misma, de las decisiones que elegiría y de esperar que no fuera un fracaso en eso también.

-Estoy muy feliz por ti, y de la persona que no volverá a ver a su opresor-luego de decir eso seguimos comiendo platicando de alguna u otra cosa y ella se despidió de mí y luego de poner los platos en el lavaplatos, me fui a la escuela. 

Mientras caminaba hacia allá, pensaba en lo que le diría a Patme sobre la salida, ella era extrovertida, pero de lo poco que sabía de ella era que no salía a menos que no fuera una fiesta, así que aunque era posible que diga que no, no perdía nada intentándolo.

Apenas iba llegando, vi a Drake entrando. 

-¡Hola, Lady!-me saludo sacudiendo las manos. Llevaba esos lentes negros en su cabeza.

-Hola, Drake-lo saludé de la misma forma. 

-¿Estas lista para salir con nosotros?-movió los hombros de manera juguetona.

-Sí, aunque un poco nerviosa igual. ¿A dónde iremos?-pregunté, ya que Nolan no me decía nada aproveche a intentar con su mejor amigo.

-Lo que me comentó Nolan es que iremos a...-cuando estaba obteniendo esta única y exclusiva oportunidad, se acerca Nolan.

-¡Hey, bro!-se acerca a Drake y coloca su brazo en los hombros de Drake, Drake levanta las cejas en modo de saludo. Y luego su mirada va hacia mí-Hola-me da una sonrisa.

EFÍMERO  [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora