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-¿Qué haces?-lo mire cuando se levantaba del sillón y tomo su maleta yendo a la puerta de salida. Ya que Patme y Alex hace unos minutos se habían marchado.

-Es momento que vaya a mi casa. Ya es muy tarde y...

-¿No te quieres quedar? 

-¿De verdad? Es que pensé en darte tu espacio. Por lo que pasó en Venecia, no quiero causarte ningún daño. 

Me acerqué a él y acaricié su mejilla.

-Ya no más, cariño-él soltó su maleta y se acercó a mí y me besó con mucha intensidad, él ponía sus manos en mi cintura y yo le rodeaba con mis brazos en su cuello, él se fue quitando su chaqueta a medida que nos dirigíamos a mi habitación, me eché en mi cama y él se puso encima de mí sin su camisa solo con sus pantalones, entonces me ayudó a quitarme mi blusa cuando Príncipe salta a su pecho y Nolan grita por las garras impregnadas. No pude parar de reír-Supongo que se puso celoso. 

Él también se empezó a reír y acaricio al peludo.

Entonces me miró fijamente, nuestras respiraciones aún estaban un poco agitadas. Recordé lo mucho que me intimidaba cuando me miraba fijamente, ahora era diferente, cuando lo miraba sentía paz y tranquilidad. 

Lo amaba tanto. 

-Por cierto, feliz cinco meses hermosa chica de ojos azules-dijo y me paré y juntos formamos un abrazo de tres, con Príncipe al medio. Deje caer mi cabeza en su brazo y levante mi mirada. 

-Feliz aniversario, torpe encantador-luego de estar un buen tiempo así, le dije lo siguiente-Amo que ambos estemos curando y sanando nuestras grietas de la manera correcta. 

-¿Estamos brillando como las estrellas?

-Sin duda-le mostré una sonrisa de lado. Miré mi collar... digo su collar-Me agrada que no lo hayas perdido, me gusta que lo traigas puesto.

-Jamás perdería algo que  sé que es importante para ti. Además me queda bien, ¿no?

-Sí, me encantas. Digo...me encanta como se te ve. Creo que ya es muy tarde mañana es viernes así que todavía tengo que trabajar-di un bostezo fingido. 

-¿Quieres que me eche a tu lado?

-Sí, no hay problema-me quité los pendientes que tenía en mis orejas y lo deje en mi mesita de noche. 

Él se echó a mi lado aún sin camisa y dejo a Príncipe a un lado. Apagué la lámpara de mi mesita de noche. Me puse de espaldas para él y él se acercó a mí, abrazándome. 

-Tú también me encantas, tontita-murmulló con su voz grave.

- - -

Jamás creí despertar así, despertar a su lado lo veía como un sueño, un hermoso sueño. Pero que al final se cumplió. Sus cabellos estaban despeinados y su brazo aún estaba en mi cintura aferrada a mí, me volteé y nuestras narices se tocaron. 

-Te ves muy lindo durmiendo-murmuré, al instante se le formó una sonrisa de lado aun con los ojos cerrados. Y sus grandes ojos color avellana me miraron.

-Te escuché.

-Y pensar que creí que aún estabas dormido.

-Estaba entre este mundo y el de mis sueños. 

-¿Así?-sonreí con picardía.

-¿Y sabes qué?-su sonrisa se volvió más amplia.

-¿Qué?

-Estabas en todos ellos-puso su mano en mi mejilla y me besó, dejaba que esto sucediera porque se sentía bien sentir todas estás emociones dentro de mí, por él. Porque todo se trataba de él. Había extrañado esto querer besarlo y saborearlo, porque eso era el factor que más odiaba en la distancia. Ya no sentía tanto miedo, esos miedos y esos recuerdos ya no me afectaban tanto. Luchaba con más fuerza contra mis demonios internos. 

EFÍMERO  [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora