EFÍMERO [2]

38.

Tres años después...

Al fin pude tirar el birrete universitario al aire con mis de más compañeros, fue un día tan glorioso para mí, luego de trasnocharme en varias ocasiones y tras largas horas de estudio y trabajos inmensos y difíciles, pude lograr graduarme. Todos sonríen y se toman fotos, yo los miro. Entonces Alex se me acerca.

-¿No te tomarás fotos?

Alex, el chico de cabello castaño claro y ojos cafés es un poco más alto que yo, no demasiado. Él fue mi compañero, el único amigo que pude hacer en la universidad y que logró acercarse a mí. 

-No, ya celebré dentro de mí.

-Pero al menos para el recuerdo. 

-¿Tú lo harás?

-Sí, lo subiré a mi Instagram. ¡Vamos di que sí!-dijo entusiasmado con el celular en su mano, listo para tomar captura del momento. 

-De acuerdo-ruedo los ojos y sonrío. Y en un instante mi rostro y el de él, están plasmados para siempre en un segundo, el recuerdo. 

-Listo, publicado...¡Genial ya tengo dos likes y recién lo publiqué!-habla animado. Se aleja de mí, solo conversamos pocas veces con él, pero no sé por qué lo considero mi amigo si nunca preguntó de mi vida, solo se preocupa de hablar de él y de su imagen. El justo voltea a verme por encima de su hombro-¡Vamos, sígueme! Ahora debemos empacar.

-Sí.

Empacamos todo y lo metimos en su auto. 

-¿Qué tal me queda esta camisa?

-Bien-digo cortante.

-¿Bien? ¿Eso es todo? Deberías decir guapo, bello, "eso te queda maravilloso e increíble" ¿no crees?-él siempre con su ego elevado, solo suspiro y me encojo de hombros para luego entrar al auto.

-Solo quiero llegar a mi departamento, Alex.

-Eres tan irritante y molesta. Ahora entiendo por qué solo yo te soporto.

-No fuiste el único...

-¿Quién más?-dice poniendo sus manos en el volante.

Nolan.

-No lo recuerdo ahora, tuve algunos amigos en la secundaria. 

-¿Y aún hablas con ellos?

-Sí, y lo sabes, pero no me escuchas. Solo te concentras en ti y solo en ti.

-Claro, eso no es cierto-protestó y lo miré arqueando una ceja-Está bien suelo ser así, pero si me importas. 

-Sabes no quiero gastar palabras, solo conduce-me crucé de brazos.

Y así lo hizo. 

Me mudé a Cambridge, hace tres años. Conocí a una sola persona, él se cree demasiado y suelo ser muy grosera y no muy simpática. Y al parecer solemos tolerarnos y soportarnos, porque si no estuviéramos solos. 

Llegamos y entre los dos, dejamos mis cajas en mi pequeño espacio. Supongo que está bien para una sola persona. Los padres de Alex son millonarios, pero quisieron probar a su hijo haciendo que se las vea por su cuenta, al ver que su hijo no es bueno administrando el dinero. Gracias a él, pude tener este departamento. 

-Al fin, la última caja-dice Alex, dejando la caja en el piso, traspirando y limpiándose con una mano el sudor de su frente.

-¿Quieres que te preparé una limonada?