47.

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Nolan: 

-¿A qué viniste?-digo con una copa de vino en mi mano, estaba sentado en mi comedor.

-Vine a intentar solucionar lo que hayamos tenido, pero me equivoqué fue un error. Negaste lo que teníamos frente a quien haya sido ella. Te creía diferente, Nolan Hoss. Pero eres como cualquier idiota que haya conocido-dijo, pero se acercó a mí-¿Nunca estuviste enamorado de mí? 

Sabía que la respuesta la dañaría aún más.

Solté un suspiro.

-No sé por qué te pregunto si la respuesta es obvia, ¿quién era ella?

-No es de tu incumbencia. Además de que sirve hablar sobre ella ahora, cuando me he ganado todo su odio-respondí tomando otro trago.

-Era ella, ¿verdad?-volteé a mirarla confundido-La chica que gritabas ese día en que nos conocimos, mirando al cielo-no dije nada- Tu silencio me basta para contestarme. 

-Sí.

-No hay rencor, Nolan. Pero me heriste igual, porque pensé que si íbamos en serio.

-Te juró que intenté...

-Pero ella seguía metido en tu cabeza. Ya no me des más explicaciones-soltó un suspiro de dolor y comenzó a llorar amargamente, fui hasta ella no quise lastimar a nadie, pero las cosas no resultaron como quería, ¿y como debía resultar?, si no maneje la situación nada bien.

-Lo lamento-ella me dio golpe tras golpe en mi pecho, no fuertes, pero suficiente para que ella se desquitará y dejará ir su dolor-Verónica yo te quiero demasiado...

-¡Pero no me quieres de la misma manera que yo! 

-No quise herirte.

-Pero ya lo hiciste-se limpió, pero cada vez caían más lágrimas-Solo quiero descansar.

-¿Quién te aviso dónde vivía?

-Fue Tatty, ella es mi prima. 

La llevé hacia arriba le di algunas cobijas, le tendí la cama. 

-Me disculpo otra vez, Vero. 

-Ya déjalo. Si tu mismo lo dijiste jamás fuimos novios, jamás podré decir que estuve con un británico. Pero ya no importa, si al final se me pasará después.

-No me gusta verte así.

-No ilusiones a la próxima, porque solo terminará dañado alguien más-dijo para al final recostarse-Ahora déjame sola.

-Sí, descansa. Me avises cuando te dé hambre. 

-Okey.

Y me fui.

Pero ella no me llamó esa noche, no bajo a comer, toque su puerta varias veces, pero no hallaba respuesta, luego me di cuenta de que ya estaba durmiendo placidamente.



En la mañana siguiente, me estaba preparando unos huevos revueltos, los puse en un plato junto a mis panes tostados. Y mi café humeante. 

Entonces la vi, con una bata de dormir, acercándose a mí.

-Seguimos siendo amigos, Nolan. Ya no quiero escucharte una vez más "perdón". 

-Bien, no lo haré más-sonreí. De verdad esperaba al menos que ella no me odiará, porque no soportaba la idea que Daidi sí.

-¿Y qué harás con ella?-dijo mientras se servía café caliente.

-Ya la llamé varias veces, tanto que me bloqueó. Sé que será en vano ir a su casa-contesté desanimado, y sí lo estaba me costó tanto volverme a ganarla porque Daidi jamás perdió ese toque de desconfianza, prometí no irme y me fui, prometí no fallarle y lo hice. Y me siento culpable.

EFÍMERO  [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora