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Estaba saliendo de la escuela, estaba sudando porque mi última clase fue Gimnasia, estaba agotada, a pesar de que nos bañamos, mi mal olor no se quitaba. Quería solo llegar a mi casa.

<<Nueva notificación>>

Fue el mensaje de mi celular al vibrar. Lo desbloqueé caminando y abrí el mensaje. 

*No estaré en casa. Lo siento. 

Apagué mi celular, ella siempre no estaba, nunca podíamos hablar debía estar trabajando y no la culpo por tener un trabajo tan agotador, solo que hubiera querido que también tuviera tiempo para mí.

Camine más rápido, cruce la pista y seguí caminando por un callejón, luego estuve esperando que el semáforo cambiará en una avenida, volteo a mi izquierda y veo un gato corriendo a lo lejos justo saliendo de una tienda de mascotas, el chico de cabello negro sale detrás, lo atrapa a unos centímetros de mí. 

Suelto una carcajada.

-¿Qué te parece tan gracioso?- dice mirándome con el gato en sus brazos.

-Tú- sonrío, mi sonrisa es burlona, es claro que no evito reírme un poco más al volver a recrear en mi mente lo sucedido.

-No es para tanto- se intenta defender, rueda sus ojos.

-Para mí sí, Nolan Hoss- lo vuelvo a mirar, justo el color del semáforo cambia y avanzó, él es el que me sigue ahora. 

-¿Cómo sabes mi nombre? Casi nadie de la escuela sabe mi nombre- suena más interesado en mi respuesta y menos grosero.

Quería molestarlo, no darle el gusto, era mi momento de darle vuelta a la tortilla. 

-Solo lo sé. No es para tanto. 

-Pues es importante para mí, suéltalo ya- sonó más grave su voz. Parecía no importarle que se alejaba de donde estaba, el gato no parecía aburrido ni incómodo en sus brazos. 

-Tal vez solo soy un cerebrito y ya- reí. 

-Eso ni tú te lo crees, sacaste 42 en Matemáticas- recalcó sincero, eso me sorprendió. Me detuve y lo miré. 

-¿Cómo sabes tú eso? Tienes esa clase con otro profesor, no estás en la mía. 

-Solo lo sé- sonrío satisfactorio, ahora él tenía el control de quitarme de mis casillas de nuevo. 

-Pues, es hora que vuelvas, sería muy acosador que me siguieras- él no mostró sorpresa o asombro al escucharme, solo se encogió sus hombros aceptando. Dio media vuelta volviendo por donde vino, pero me miró por encima de su hombro.

-Adiós, Lady Deadman- mostró su sonrisa burlona. Eso me paralizo, jamás había escuchado mi nombre, yo lo sabía por Patme, pero el como lo sabía, tal vez había escuchado mi nombre por ahí, pero ¿cómo nuestras clases nunca coincidían?, solo Historia, deje de armarme tanto drama y seguí caminando. 


- - -

Estaba en mi mueble viendo televisión comiendo una rebanada de pastel de chocolate, luego de bañarme, ahora si olía un poco mejor. Ella llegó cerró la puerta soltando un suspiro de cansancio.

-Hola, ¿cómo estuvo tu día?- me sonrió y se sentó a mi lado. 

-Aburrido como todos los días- contesté automáticamente. Sin interés en hablar.

-No pasó nada nuevo- respondió mientras acariciaba mi espalda. Volteé a mirarla.

No iba a decirle de Nolan, no era la gran cosa, solo causaría que se pusiera nerviosa y me diera el sermón de siempre, que no cometa el error de mis padres, el de ser padres a temprana edad. Era una indirecta suave, en fin yo era aquel error. Pero no importaba porque mis padres nunca me vieron así, cuando seguían vivos. 

EFÍMERO  [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora