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Un amor de dos jóvenes.

Ambos sobrellevaron su trágico,

Pasado de manera diferente.

Ambos lo lidiaron de manera diferente.

Se prometieron tantas cosas... 

No creían en muchas cosas, pero cuando

Dejaron de tener miedo, y al final

Habían creído en ellos, todo cambió

Para ambos, porque después de todo, 

Su final no resultó como lo habían imaginado.

Todo se esfumó en un segundo, todo y cada palabra dicha resultó llevársela

El viento, ya que sus sonrisas formadas en sus rostros no duraron para siempre

Más cuando sus caminos que se unieron comenzaron a separarse lentamente, abriendo nuevas

Puertas para su futuro y con sus corazones rotos, aceptaron su triste destino, ya que tal vez todo

Lo que pudo y no fue se quedó solamente en sus mentes, quedándose atrapadas, en un tal vez...


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Él se iba para siempre de mi vida, tal como llegó y causo una revolución en mi vida, se estaba marchando ¿por qué? Por la misma persona que le quitó la esperanzas en todo, su padre. No sé cómo se enteró de que el negocio de su tía no iba muy bien, y aquí esta de regreso para llevárselo a Nueva Zelanda, con su familia, ya que quiere recuperar la custodia de Nolan.

Él está destrozado y tan enojado, porque él no quiere ir con él. Lo odia como a nadie, el solo escuchar su voz y tenerlo cerca le causa repulsión. 

Temía que este día llegaría. 

Nuestro adiós.

Su tía no quería que él precisamente se llevara a Nolan, pero el negocio iba mal y sabía que las opciones de cuidarlo y mantenerlo económicamente estable serían pocas. Estaba junto a él ese mal momento para él, él se desahogaba conmigo esa semana sin duda fue difícil para él.

-No quiero irme, Daidi. No cuando estoy empezando algo lindo contigo-dijo llorando sin ocultarlo sentado en su cama y yo puesta con mi mano en su hombro, mientras él estaba cabizbajo.

-Y yo tampoco quiero, Nolan. Pero en unos días el juzgado dará la orden si aceptan darle la custodia a tu padre o a ella.

-No me lo recuerdes-levanté su barbilla para que pueda verme, no podía aguantar tanto dentro de mí y lo abracé. 

-Si eso sucedería promete algo, por favor.

-No hagas esto por favor, no nos separaremos-sus manos tocaron mi rostro y mirándome con sus ojos llorosos, su nariz roja y su respiración acelerada dijo...-Hice una promesa, dije que no me iba a separar de ti. Y el tiempo, ni los años me harán olvidarme de ti, me enamoré de ti, y nada me hará de cambiar de opinión, estaré contigo cuando nos graduemos. 

-Nadie predice el futuro, torpe. Sé que sí esto llegara a pasar, será un quiebre para ambos, ya no hagas más promesas, promesas por las cuales no puedes cumplir. Dejemos que esto duré lo que tenga que durar, y lo demás vendrá después.

Me abrazó en ese instante con tantas fuerzas. Al parecer quería estar preparada para lo que podría aproximarse, aun sí todo lo que pudo ser no se cumpliría. 

EFÍMERO  [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora