26.

22 2 0
                                    


Supongo que pensar tanto en las cosas, agobia mi mente. No evito pensar que sería de mi vida justo ahora, o como sería la versión de mí si no hubiera tenido que pasar por aquellos sucesos trágicos en mi infancia. 

¿Estaría orgullosa? ¿Estaría mejor o peor? 

Sin duda es algo que jamás sabré, pero en cuanto a lo que soy ahora, mi yo pequeño, no estaría del todo feliz, porque no soy lo que era antes y tal vez nunca podré volver a ser lo que un día fue,  lo que daría por volver a ser esa mini Lady, con esa felicidad que trasmitía. 

Tan feliz, tan llena de vida.

Quisiera cambiar mi vida, ser mejor que ahora, ser todo lo que alguna vez soñé, pero no sé por dónde comenzar. 

¿Qué debería hacer primero?

Estuve mucho tiempo en mi caja de cristal, viendo a cada persona ser lo que es, mirando con atención fuera de ella, viendo como cada uno se formaba o como se moldeaba, lo que cada persona deseaba ser, me sentí tan absorbida por tanto tiempo, sofocándome en mi vacío, quedándome sin aliento, desvaneciéndome en el tiempo. Siendo olvidada, como si fuera aquella pintura en aquel museo, ya nadie lo mira con admiración o con una sonrisa, ni siquiera con ojos brillantes, no. Nadie me miraba, a nadie le importaba. 

Mientras era olvidada, yo me perdía en mi misma siendo capaz de luchar de caer, por encontrarme, por encontrar una razón por la que debía seguir viviendo, gritaba, pero no fui escuchada, di las señales, pero nadie las entendió por tanto tiempo, se podría decir que estaba muerta en vida. 

Sin esperanzas, sin suerte ni mucho menos valor para seguir adelante. 

-¡Hey en que piensas!-vi una mano moverse en frente de mí para captar mi atención. Parpadee volviendo a la realidad.

-No, solo me quede paralizada-mire a los dados viendo en donde estaba. Y volteé a ver al chico de ojos oscuros-¿Qué haces aquí?

-Te estaba buscando, ahora te encontré-contestó sentándose a mi lado, estábamos solo él y yo, en el tercer piso. Dio un sorbido a su bebida energizante.

-¿Has imaginado tu vida futura?-solté de la nada. Él me observo por unos segundos y me sonrió de lado-¿Qué? Solo pregunto.

-Me encanta cuando haces preguntas, te quedaría muy bien el papel de intelectual-arqueó la ceja y le sonreí-De verdad, no te miento. Eres de las pocas personas que no me aburro al conversar o al estar como ahora, haciendo nada, sentados mientras el aire pasa por nuestro rostro. 

-¿Te gusta pasar tiempo conmigo, eh?

-Sí, Lady Deadman, me encanta pasar tiempo contigo-vi como sus mejillas se ruborizaron. Eso me sorprendió-Daidi ¿solo tienes un nombre? ¿Cuál es tu segundo nombre?

-No, que vergüenza-solté unas carcajadas. 

-Vamos, dime. Estamos en confianza-tomo otro sorbo. 

-¿Quieres mi nombre completo?-volví a preguntar, él asintió sin pensarlo-Está bien, soy Lady Celeste Deadman Massey.

-¿Celeste?

-Sí, es ridículo, porque es un color, pero al menos en latín significa "celestial", así que recuerdo eso y no me siento tan mal.

-Me gusta, tú eres celestial porque eres especial...-pronunció mirando al cielo y luego me miró-¿Por qué esa cara?

-Estás demente-contesté parándome-Es hora de ir a clase. 

-Rayos, hoy día se entrega el trabajo. No lo hice-apretó sus labios. 

EFÍMERO  [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora