46.

24 1 0
                                    


Estaba en una tienda de libros, había algunos recuerdos como cuando viajas, llaveros y esas cosas. Llevaba una coleta alta y un vestido suelto verde, encima llevaba un abrigo negro con unas botas de lluvia, porque desde ayer por la noche había comenzado a lloviznar, y me hallaba en esta tienda de segunda, porque aún no conseguía trabajo aunque había dejado en varios lugares mi curriculum, y pues aquí vendían cosas baratas. 

Salí de ahí comprando un nuevo llavero de un caramelo para mi llave. Me dirigía hacia una cafetería cerca. 

Donde alguna vez fui con Alex...

Estaba en la fila cuando veo al chico de cabello castaño claro salir con dos cafés, me salgo de la fila y voy hasta él.

-¡Alex! ¡Alex!- grité para llamar su atención, él me vio, pero me vio molesto y siguió avanzando. Hasta que llegó a su auto.

-¡Déjame en paz!-puso los cafés adentro de su auto y me enfrentó-¿Qué quieres ahora mendiga?

No esperaba eso, no de él.

-¿Cómo me dijiste?-no iba a permitir que me humillara, por una tontería con el cual él no tenía nada que ver.

-Mendiga-dijo lentamente-¿Te dolió acaso? Pues es lo que eres. Estás ahí donde te dan limosnas y obras de caridad. Te haces la tímida y reservada solo para que te tengan pena...

-No puedo creer esto de ti...-respondí apretando mis puños-¿De verdad crees que soy así por eso? Nunca te atreviste a conocerme de verdad, siempre te preocupaba como te veían los demás, y no soy tímida y callada para dar pena, soy así porque en mi escuela me hacían bullying, soy una maldita huérfana-él abrió los ojos sorprendido-A mi madre la asesinaron y mi padre murió por un tumor en su cabeza. Y sabes que es lo peor de todo que la única persona que creí que era mi amigo, solo por celos intentó humillarme-grite y sentí mi garganta arder, mis nudillos se pusieron blancos ante lo dicho, mis ojos se humedecieron bastante debido a la impotencia que llevaba por dentro-¡Soy yo la que no debería tenerte cerca! ¡Jódete Alex!-dije por último alejándome de él.


Llegue a casa y cerré la puerta con fuerza, puse mis manos en mi rostro y con mi cuerpo apegado a la puerta, me deslizaba hacia abajo sollozando con rabia y frustración. 

-Maldito, maldito, maldito...-soltaba chillidos de cólera, ira e impotencia.

No podía creer que mi mejor amigo me había apuñalado por la espalda. De una manera cruel, intento hacerme la Ley del hielo, fue grosero y se precipitó a sacar conclusiones que no tenía idea. Lo peor de todo es que me hizo sentir muy mal conmigo misma, cuando yo le tenía mucho aprecio y cariño. 

¿Cómo se atrevió a hacer eso solo por qué lo rechacé?

                                                       ---------------------0---------------------


~Jueves~

-No puedo creer todo lo que están viendo mis ojos-dije con admiración mirando cada detalle de la hermosa casa.

-Sí es oficialmente mía. La compré no te dije, pero sí es mi casa.

Todo era decorado de una manera tan linda, el techo tenía una clase de pinturas renacentistas, las murallas tenías un decoro dorado, había una amplia sala y en un lado un piano, en el lado izquierdo había cuadros de pintura, un jarrón que por la manera hecha se notaba que era muy caro. El piso era de mármol y bien limpio, había una amplia escalera y al lado de ella había un pasadizo que no estaba segura a donde te llevaba. 

EFÍMERO  [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora