𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 44

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Kuyng

—Miren está despertando — Nos informa a todos Mei.

Todos miramos hacia la cama en dónde se encontraba mi hermano y vimos qué él se estaba moviendo poco a poco. Nos acercamos a él todos y él abrió los ojos.

—¿Cómo te sientes? — Pregunté.

—Un poco cansado, siento cómo sí me hubieran quitado una gran carga de encima — Contesta —.¿Qué fue eso?

—Morgan logro encontrar en los registros una forma de eliminar al oscuro de ti, pero todo salió mal la luna de sangre interrumpió el hechizo y no logramos ayudarte — Informa Sofía.

—Por favor Percival, no te molestes con Morgan — Le pide Dae-Huyn —.Ella solo te trataba de ayudar.

—No estoy molesto, sé qué ella solamente estaba tratando de cumplir su promesa, pero, ¿Por qué nadie me dijo nada?

—Morgan pensaba qué sí tú sabías algo, el oscuro podría actuar y echar a perder todo — Responde Mei.

—Ya veo...— Se recarga en la cabecera de la cama —.¿D-dondé está Morgan?, no la veo aquí.

—Es qué la cosa es qué no sabemos — Le digo —.Cuándo todos despertamos ella no se encontraba, desapareció.

—¿Qué dices, Kuyng?, ¿Cómo qué desapareció?

—Tranquilo, Seung, Min Oh y Raziel la están buscando justo en esté momento, la encontrarán pero ahora tú debes descansar, hermano, fuiste atacado por ángeles.

—No me pidas eso, hermano, no cuándo... Morgan está desaparecida.

—Shin — Mei se sienta en la cama y mira a mí hermano a los ojos —.Te juro qué la vamos a encontrar pero ahora tú tienes qué descansar, por favor.

—Mei...

—Nada de Mei, tienes qué hacerlo por sí Morgan no aparece te puedas unir tú a la búsqueda, sí lo haces ahora solo estorbaras.

—Haz caso a Mei, Percival, mí amiga en esté momento necesita qué estés totalmente recuperado.

—Carajo...— Susurra él —.Ok... haré lo qué me piden.

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Morgan

—Mí cabeza...— Me queje mientras lentamente abría mis ojos —.¿Dónde estoy? — Observé algo confundida el lugar en dónde me encontraba.

Parecía qué me encontraba en una especie de casa abandonada, todo estaba en ruinas y en dónde me encontraba ahora parecía ser una antigua sala de estar. Estaba sentada a una silla y estaba atada a esta demasiado fuerte las manos me dolían.

¿Cómo llegué aquí?

Lo último qué recuerdo fue el hechizo angelical fallando, los ángeles atacando a el oscuro, el brilló blanco, la onda de expansión y de ahí no recuerdo nada más.

—¡Ayuda! — Grite con la esperanza de qué alguien me escuchará —.¡Ayuda, estoy aquí atada!

—No gastes saliva, campanita nadie te escuchará — Una voz conocida suena a mí derecha, giro mí cabeza hacia allá y me lleve una gran sorpresa al ver quién estaba parado en aquella dirección —.Hola, Morgan.

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