𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 54

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Percival

—Volviste temprano — Encuentro a la maldita bruja sentada sobre el trono vampirico —.Pensé qué te tardarían más con la princesa.

—Quitate de mí trono, Hana — Ordené.

—¿Por qué estás de mal humor?

—Qué te importa, ahora aléjate de mí, no quiero verte, no quiero oírte ¡Desaparece de mí vista!

Ella sonríe burlona, se levanta de mí trono, baja las pequeñas escaleras de esté, pasa a mí lado derecho y sale de pa sala del trono. Una vez qué ella se fue me encaminé a mí trono y tome asiento en el.

Logre justo lo qué quería, logré qué ella me odiara, así está mejor sí Morgan me odia estará bien y vivirá en paz siempre.

Pero...

¿Cómo lograré yo vivir en paz?, con lo qué acabo de hacer está noche acabo de perder a la mujer qué amó, a la única qué me hacía sentir verdaderamente vivo, me cuesta creer qué ya no escucharé su voz, qué ya no veré su hermoso rostro de nuevo. Pero esto era lo qué tenía qué pasar, Kuyng estará con ella, la protegerá y ambos se harán felices el uno al otro, eso es lo qué me debe de importar qué las dos personas más importantes para mí sean felices.

—Mí Morgan...

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Morgan

—¿Quieres agua? — Kuyng me ofrece una botella con agua mientras ambos caminábamos por las calles de Seúl.

—Gracias — Tome la botella, la abrí, bebí un poco de agua y después volví a cerrar la botella —.Kuyng — Lo llamé.

—¿Sí?

—Voy a volver a Edimburgo, y ya está tomada la desición, ya comprobé qué el venir a Corea fue un error, ahora me tengo qué concentrar en qué mí bebé nazca sano.

—Morgan, no creo qué sea buena idea qué vayas con tus padres, ellos no saben nada, y aún no sabemos qué clase de supernatural sea ese bebé, ¿Qué tal sí pasa algo?, podrías exppner a tus padres.

—Kuyng yo...

—Morgan, te propongo algo.

—¿Qué cosa?

—Vamos a quedarnos aquí en Seúl, solo hasta qué el bebé nazca y después puedes volver a Edimburgo con tus padres, confía en mí, en ningún otro lado estarás bien cómo conmigo y Dae-Huyn, ambos te cuidaremos, mientras yo esté contigo no te faltará nada ni al bebé tampoco — Dice.

—No quiero ser una molestía.

—Morgan, no eres una molestía, tú eres alguien especial para mí y ese bebé es mí sobrino, mí familia, anda acepta, por favor.

—Kuyng...

—Por favor Morgan, ya sé qué te incomoda estar aquí pero mí hermano no puede acercará a ti nunca más, yo me encargo de eso, acepta por qué no me rendiré hasta qué aceptes.

—¿De verdad quieres qué me quedé?

—Sí.

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