✡ CXCII

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Capítulo 192: Batalla

Alisa pudo derrotar a Zoden solo porque había memorizado con gran exactitud cual era la máxima velocidad de éste cuando se enfadaba. Después de todo, ella había sido parte del Equipo Zero por tres meses. Había tenido tiempo suficiente para observar minuciosamente a Zoden, descubrir sus debilidades y pensar en cómo derrotarlo.

No le fue muy difícil descubrir que cuando él se enfadaba de manera excesiva en alguna batalla, se dirigía hacia el enemigo a una velocidad que era mucho mayor a su velocidad normal. 

En un principio Alisa había pensado que eso no era ninguna debilidad, sino más bien una fortaleza, pero luego de unas pocas semanas de observación descubrió algo más: Cuando Zoden se enfadaba, entraba en un estado embrutecido en el que su mente normalmente fría y calculadora se iba a la basura, por lo que él atacaba a los enemigos usando simplemente la fuerza bruta, sin ninguna clase de plan ni estrategia en mente. Era como si él se transformara en alguna clase de robot automáta.

Cada vez que se enfadaba, Zoden atacaba de frente, en vez de usar la cabeza para planear una buena estrategia de ataque. Era cierto que en ese estado sus ataques eran más devastadores de lo normal... pero a la vez eran demasiado obvios, puesto que sus golpes siempre llegaban de frente. Además, cada vez que atacaba dejaba una brecha bastante amplia en su defensa. Aquello era muy tonto de su parte.

Y por lo que había llegado a ver Alisa, eso sucedía siempre que él se enfadaba. Siempre.

Aunque lo más importante de todo era que la velocidad del Zoden enfadado aumentaba tanto que Alisa sabía que él no sería capaz de detenerse a último segundo si algo impredecible llegaba a suceder.

Y así fue como a ella se le había ocurrido la idea de utilizar el mítico Escudo-Espejo de Haldon para derrotarlo.

Lo primero que ella había hecho fue memorizar la velocidad de Zoden. Luego había practicado mucho su dominio sobre el Xen para sacar el Escudo-Espejo de la bolsa interdimensional en el menor tiempo posible.

Alisa sabía que Zoden era tan rápido que ella ni siquiera era capaz de verlo, mucho menos podría mover un dedo antes de que Zoden llegara hasta ella. Sin embargo eso no importaba en lo absoluto porque aunque no pudiera verlo, Alisa sabía que él lo atacaría de frente, tal y como siempre hacía cuando entraba en su estado embrutecido. Además ella había notado que cuando Zoden se enfadaba, siempre mostraba los dientes como un perro rabioso una milésima de segundo antes de lanzarse al ataque. 

Sabiendo cuál era la velocidad exacta de Zoden y sabiendo cuánto tiempo se demoraba ella en sacar el Escudo-Espejo de la bolsa interdimensional, Alisa estaba segura que podría derrotar a Zoden. Solamente tendría que hacerlo enfadar. Y en el mismo instante en que él muestre sus dientes como un perro rabioso, ella debía empezar a sacar el Escudo-Espejo a la máxima velocidad que era capaz. De esa forma terminaría  de sacarlo en cuanto Zoden ya estuviera frente a ella, a punto de golpearla.

Pero lo que golpearía sería al Escudo-Espejo.

Sin embargo, había que aclarar que esa estrategia solo funcionaría si Zoden se encontraba a unos diez metros de distancia de ella como mínimo... aunque eso no sería ningún problema teniendo en cuenta que la mayoría de guerreros que ella conocía (Zoden incluido) guardaban una distancia prudente entre ellos y los enemigos antes de que el combate diera inicio.

Alisa sabía que su estrategia era infalible. Esta era la mejor manera y la más sencilla de deshacere de ese bastardo de Zoden.

✡ Guerra de Dioses y Demonios 2: La Ira del Dios de la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora