✡ CLXIII

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Capítulo 163: Sello

Los Generales se arrodillaron ante Raidel y colocaron sus cabezas sobre el suelo en señal de sumisión.

—¡Nuestro salvador por fin se ha presentado! —exclamó uno de los Generales—. Estuvimos esperando tanto tiempo por este momento...

Alisa se refregó los ojos, convencida de que debía de estar experimentando alguna clase de alucinación. ¡Los Generales del Imperio Arkandor se habían arrodillado ante Raidel! ¡Eso era imposible! Pero sin embargo estaba sucediendo…

Nadie lo comprendía, pero esta podía ser su oportunidad…

Fran apenas pudo ponerse de pie para lanzar su anillo al aire.

—¡Yo te invoco, Cladeus!

El pterodáctilo prehistórico salió del portal y fue a posarse al lado de Fran. El animal tenía algunas heridas a la vista, pero nada particularmente grave.

No tuvo que decirlo, ya todos lo sabían: Los compañeros se pusieron de pie como pudieron y subieron al ave prehistórica de Fran; todos menos Raidel, quien seguía allí de pie, sin moverse, como una maldita estatua.

—¡Hey, Raidel, nos vamos! —gruñó Fran.

Pero el muchacho no se movió.

El líder chasqueó la lengua e hizo que su pterodáctilo emprendiera el vuelo.

Todos pensaron que abandonaría a Raidel, pero el ave pasó por encima del muchacho y Fran alargó una mano y lo sujetó por la capa para luego lanzarlo hacia la parte trasera del pterodáctilo como si se tratase de un equipaje. 

Sendor y Keila lo agarraron para evitar que se cayera, mientras Raidel soltaba un gruñido y decía:

—¡Hey! ¡Eso dolió!

Todos los compañeros le regresaron a ver y observaron para consuelo suyo que él había vuelto a la normalidad. Sus ojos volvían a ser verdes y su voz era la misma de siempre.

Pero Alisa le quedó observando un largo rato. Todavía no podía creer lo que había sucedido… ¿Quién era él en realidad? Los Generales se habían referido a él como su “salvador”. Aquello no tenía ningún sentido...

Y mientras el pterodáctilo alcanzaba altura y se alejaba del Castillo, uno de los Generales dijo:

—¿Seguro que lo dejaremos escapar, así sin más?

—Él es nuestro salvador  —respondió otro General—. Volverá a nosotros, tal y como dice la profecía.Tenlo por seguro…

Pese a que habían salido con vida del Imperio Arkandor por alguna clase de milagro, los compañeros se encontraban con un ánimo tan bajo que por poco tocaba los suelos.

El Equipo Zero los había tratado como si fuesen simples niños. Además, esos desgraciados habían eliminado a todos los demás equipos con una facilidad que resultaba inaudita. Evidentemente no había sido justo que el Equipo Zero participara, y todos lo sabían.

—¡Hablaré con Vork! —dijo Fran en cuanto estaban por llegar a la base del White Darkness—. ¡Permitir que el Equipo Zero participe es una maldita locura! ¡Iré a reclamarselo! ¡Nosotros merecemos alguna recompensa por este juego de mierda! —escupió al vacío—. ¿En dónde diablos está la justicia?

Ninguno de los compañeros respondió. Ellos solo querían llegar a la base lo antes posible para tratar sus heridas y descansar. Llegados a este punto, a nadie le interesaba ningún Arma Maldita.

✡ Guerra de Dioses y Demonios 2: La Ira del Dios de la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora