✡ CXXXVIII

593 76 4
                                    

Capítulo 138: Rivalidad

—Todo el mundo sabe que el fuego derrite al hielo, así que te sugiero que no me provoques —dijo Raidel, intentando olvidar lo que sucedió la última vez que dijo aquellas palabras.

Alisa ya no pudo pasar por alto semejantes ofensas, de modo que, sin decir ni una palabra, ella se dirigió hacia el pelirrojo con una increíble rapidez. Y cuando ya estuvo a la distancia suficiente alzó su mano izquierda y le arrojó uno de los carámbanos de hielo que estaba sujetando.

Raidel tuvo que agacharse para esquivar el proyectil, el cual fue lanzado con una fuerza tan tremenda que parecía que Alisa quería matarlo... ¡Ella quería matarlo de verdad!

A continuación y en un rápido movimiento, la muchacha le dio una fuerte patada frontal que acabó por impactar en el pecho de Raidel y lo envió a volar varios metros hacia atrás.

El pelirrojo no pudo mantener el equilibrio y cayó de espaldas al suelo con un sonoro gruñido.

Parecía que Alisa no estaba satisfecha con eso porque, aprovechando la vulnerabilidad de su rival, le lanzó el otro carámbano afilado que tenía en las manos.

Raidel logró verlo a último segundo y rodó en el suelo para esquivarlo. El arma impactó contra el piso, y se quedó allí clavada.

El pelirrojo se puso de pie, y dado que su cuerpo seguía prendido en llamas, él dejó un gran rastro de fuego en la hierba en la que había caído.

—Bien —dijo Raidel con el ceño fruncido—. No puedo creer que en serio vaya a hacer esto, pero no me dejas otra opción, ¿sabes?

—¿Se supone que eso es una amenaza? —dijo ella, burlona.

—Puedes ser más fuerte o rápida que yo —dijo el muchacho—. Sin embargo, para tu desgracia, tu Rem tiene una debilidad fundamental —sonrió—. El fuego. Por lo tanto, no puedes derrotarme —aseveró.

Ante aquella irritante palabrería sin sentido, Alisa se lanzó al ataque, pero se detuvo en cuanto vio que varias bolas de fuego eran arrojadas contra ella en una sucesión constante.

Alisa los esquivó sin problemas. Al fin y al cabo esto no era más difícil que esquivar dagas voladoras.

Y luego de que la última bola de fuego cruzara los aires, ella estuvo a punto de contraatacar, pero entonces se fijó en que Raidel ya no se encontraba en ningún lado... Él simplemente había desaparecido... Y cuando se le ocurrió en dónde podría estar ya fue demasiado tarde.

Tras dar un salto de varios metros de altura, Raidel cayó al suelo golpeando la acorazada cabeza de Alisa. Su puño en llamas impactó contra la capa de hielo glacial protectora. Ella se tambaleó por un segundo pero logró mantener el equilibrio.

Raidel vio que la parte de hielo que acabó de golpear se estaba derritiendo gracias a las llamas. De modo que el muchacho no desperdició ni un segundo y se lanzó al ataque en un rápido combo de golpes y patadas.

Sin mostrar ningún temor a las llamas, ella lo esperó en una clásica postura defensiva. Sus brazos estaban en lo alto, protegiendo la parte superior de su cuerpo. En sus manos volvieron a formarse afilados carámbanos de hielo, cuyo tamaño era comparable con las dagas comunes.

Y luego de dar trece golpes, lo que no le demoró más de un segundo, el muchacho soltó un potente gruñido de dolor mientras retrocedía de un salto. Se miró los puños por un segundo y se sorprendió al ver que estaban sangrando. Luego observó que, al frente suyo, Alisa tenía una sonrisa en los labios. Resultaba que ella había hecho aparecer pequeñas púas de hielo alrededor de su cuerpo, las cuales habían lastimado el puño de Raidel cuando él las golpeó.

✡ Guerra de Dioses y Demonios 2: La Ira del Dios de la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora