✡ CLIV

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Capítulo 154: Equipo

Sir Collow soltó una risotada al ver como Raidel apartaba la mirada de él para observar la pelea entre Fran y Kaden.

—Él no vendrá a ayudarte, muchacho —sonrió el gordo—. De hecho tu amigo morirá aquí mismo, al igual que tú.

Raidel volvió a fijarse en su oponente. La distancia que los separaba era bastante amplia, pero aún así el muchacho retrocedió varios pasos más. Hace unos momentos atrás había tenido la oportunidad de ver lo rápido que era Sir Collow en realidad, así que lo menos que podía hacer era tomar precauciones.

Raidel reprimió un gruñido. Con Alisa fuera del combate, Fran luchando enzarzadamente contra el guardaespaldas, y Keila y Sendor desaparecidos, eso lo dejaba únicamente a él en escena. Él era el único que podía eliminar a la bola de manteca... ¿Pero cómo? ¿Cómo lo haría? A pesar de su gran peso, Sir Collow era extremadamente rápido, fuerte, y contaba con un excepcional dominio sobre el Xen. Las opciones que le quedaban de derrotarlo se reducían a... cero.

El muchacho sacudió fuertemente la cabeza de un lado a otro, sin poder aceptarlo. Debía haber alguna manera de vencerlo... Sir Collow debía tener algún punto débil. Siempre lo había... No era posible que fuese invencible... ¿Pero cuál? ¿Cuál era ese punto débil?

Rápido, ágil, jodidamente fuerte, y ni siquiera estaba agitado tras todo el esfuerzo que había hecho hasta ahora. Ese era Sir Collow.

Lejos de representar un problema para él, su gran peso más bien parecía una ventaja en todos los sentidos.

Luego de meditar detenidamente la cuestión por unos segundos, Raidel pensó en algo que podría funcionar.

Dado que el cuerpo de Sir Collow era extremadamente voluminoso, debía tener un número inimaginable de puntos ciegos...

—Eh, ¿qué tanto estás mirando? —escupió el gordo—. ¿Acaso te gusto?

A Raidel se le ocurrió una gran idea: Arrojó su guadaña llameante contra Sir Collow con toda la fuerza que fue capaz. Aquello solo fue la distracción. A continuación corrió hacia él y, cuando llegó, se deslizó entre sus piernas, de manera que quedó detrás del gordo.

Entonces Raidel se puso de pie y alzó un brazo, dispuesto a apuñalarle el cráneo.

No obstante, sin siquiera darse la vuelta y como si tuviera ojos detrás de la espalda, Sir Collow le propinó al muchacho una patada trasera que acabó chocando contra su pecho con una potencia atronadora.

Escupiendo una abundante bocanada de sangre, el cuerpo de Raidel cayó y se revolvió inevitablemente en el suelo debido al devastador impacto que había acabado de recibir.

El muchacho no pudo evitar que su cuerpo diera innumerables vueltas en el suelo hasta que, luego de lo que a él le pareció una eternidad, la fuerza del impacto disminuyó y su maltratado cuerpo finalmente se detuvo dos calles más al norte de donde había estado hace apenas unos segundos atrás.

Y si no hubiera sido por sus respiraciones rápidas y entrecortadas, cualquiera habría dicho que estaba muerto.

Una simple patada trasera había bastado para mandarlo a volar. Ahora Raidel estaba cubierto de sangre y apenas consciente, sin saber lo que le había dolido más: la patada en el pecho en sí misma o todos los revolcones en el suelo que siguieron a continuación. Sea como fuere, él también había quedado fuera de combate...

Con una mueca de profundo dolor reflejada en el rostro, Raidel alzó lentamente sus manos y tocó su cara. Sintió como la sangre le fluía por la nariz. Además tenía varios cortes en el rostro, brazos, piernas y torso. Pero, por sobre todo, sentía un insoportable dolor en el pecho, como si un gigantesco Ogro lo hubiera atropellado y hubiera pasado por encima de él.

✡ Guerra de Dioses y Demonios 2: La Ira del Dios de la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora