✡ CL

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Capítulo 150: Raidel

Ambos contrincantes estaban estáticos en sus posiciones, mirándose entre ellos. Sus expresiones denotaban severidad y sus ojos resplandecían de la furia. Por una parte, Fran no perdonaría al enemigo por el daño que había causado a sus compañeros; y por el otro, Klein buscaba vengar a sus soldados caídos. En pocas horas, su grupo de mercenarios había desaparecido por completo. Ahora nadie quedaba vivo a excepción de él... y aquello era imperdonable...

Las llamas de Klein se hicieron aún más grandes de manera repentina. El fuego empezó a crepitar con violenta intensidad. Las llamas depedían un nefasto calor.

Alisa, quien estaba cerca del lugar, se alejó instintivamente al sentir la abrasadora llamarada de calor que inundaba su cuerpo.

—Efectivamente, el fuego es el elemento más repugnante de todos —murmuró ella, retrocediendo unos cuantos pasos.

Raidel escupió al suelo.

—Hey, ¿acaso te estás burlando de mí? —gruñó el muchacho. Una arruga de irritación se le había formado en el entrecejo.

Alisa le regresó a ver con gesto desafiante. Pero antes de que pudiera responder, el ambiente se vio inundado con una nueva ola de calor, esta vez mucho más abrasadora que la anterior.

Ella retrocedió más pasos y luego se fijó en la persona que emitía semejante ardor tan infernal. Alisa tenía una expresión de asco en el rostro, lo que casi le hace soltar una carcajada a Raidel.

Una roja y burbujeante lava fluía sobre el cuerpo de Fran en gran cantidad, derramándose sobre el suelo y formando un humeante charco de lava bajo sus pies.

—No puedes derrotarme —sonrió Fran. En aquel momento todo su cuerpo estaba recubierto de lava a excepción de su rostro. La lava también fluía a la espada que él tenía en las manos, pero no parecía que aquel líquido rojo y burbujeante la estuviera afectando. Es más, parecía fortalecerla.

—¿No puedo derrotarte? —se burló Klein, rascándose los bigotes—. ¡Eso fue precisamente lo que me dijo el bastardo de Raftor antes de que lo eliminara! ¡El muy idiota creía que su Rem de Lava iba a ser suficiente para derrotarme! Quería robarme mi puesto como líder, pero yo lo eliminé en menos d...

Fran soltó un genuino bostezo.

—¿Vienes aquí a luchar o a contarme sobre tu vida? —dijo con tranquilidad. Juzgando por la expresión de su rostro, no había dicho aquellas palabras con ánimos de ofender. Simplemente mencionaba una verdad. Pero Klein se había tomado como una ofensa.

—¡Desgraciado! ¡Animal! —gruñó el mercenario. Bajó un brazo para agarrar un hacha de doble filo que estaba tirada en el suelo. El metal de la empuñadura empezó a adquirir un color rojizo brillante debido al contacto con el fuego. Klein sabía que tenía que lanzarse al ataque antes de que el metal se fundiera por completo.

Pero Fran, quien avanzó tres pasos de manera tan rápida que pareció uno solo, llegó primero hasta él.

Los agudos ojos de Klein lo vieron aproximarse y el mercenario alzó el hacha de guerra con una sola mano. Acto seguido descargó un golpe mortal, el cual llevaba una fuerza tan tremenda que el aire silbó con ímpetu y el hacha impactó contra algo, produciendo una especie de ruido metálico y despidiendo una explosión de chispas. Klein sonrió hasta que vio que el hacha se partió por la mitad.

—¿Qué diablos...? —murmuró el mercenario, mientras retrocedía rápidamente y miraba a su rival de arriba a abajo—. ¡Esa espada!

Para detener el feroz ataque del mercenario y romper su hacha, Fran simplemente había sujetado su espada frente a su rostro, sin siquiera moverla. La misma fuerza de Klein había sido la que rompió el hacha por la mitad en cuanto ambas armas chocaron. Aunque claro, nada de esto se hubiera logrado sin la ayuda de la imponente espada de Fran.

✡ Guerra de Dioses y Demonios 2: La Ira del Dios de la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora