✡ CLII

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Capítulo 152: Sir Collow

Al mismo instante en que saltaba hacia la calle infestada de gente, Alisa formó dos afiladas dagas de hielo en sus manos y las arrojó rápida pero silenciosamente contra el objetivo. Mientras tanto, Raidel no se quedó quieto sino que se apresuró a lanzar varias bolas de fuego, sin poder permitir que Alisa lo matara antes que él. 

El gordo no pareció darse cuenta del peligro inminente que caía sobre él, porque seguía devorando una presa de pollo de aspecto grasoso, mientras contemplaba fijamente el desfile que tenía lugar frente a él con expresión de embelesamiento total... pero sus guardaespaldas no eran del tipo de personas a las que uno pudiera engañar tan fácilmente, por lo que la mayoría de ellos alzó las miradas al cielo al percibir el peligro.

—¡Enemigos a la vista! —aulló el guardaespaldas alto y robusto que estaba al frente de la marcha. Era un hombre rubio y de rasgos severos—. ¡Protejan a Sir Collow!

Los demás guardaespaldas, que estaban vistiendo trajes verdes con negro, se prepararon para la inminente batalla y establecieron rápidamente una formación defensiva alrededor del enorme y obeso Sir Collow, quien recién ahora empezó a notar que estaba en peligro, pero al parecer su cerebro estaba en modo lento porque aún no sabía en dónde se encontraban los enemigos.

Encontrándose todavía en el aire, Alisa y Raidel lanzaron casi al mismo tiempo los proyectiles que tenían en las manos, pero las dagas de hielo de Alisa descendieron primero, ya que ella había saltado antes que Raidel.

El muchacho estaba por soltar una maldición al ver cómo las dagas de hielo se encontraban a tan solo unos centímetros de impactar contra el sudoroso cráneo del gordo... pero entonces el hombre rubio, quien parecía ser el Capitán de la guardia personal de Collow, dio un increíble salto y ascendió varios metros por los aires en una milésima de segundo.

Pero lo que sucedió después fue todavía más impresionante: El guardaespaldas hizo un rápido movimiento de manos, desviando de esta forma las dagas de hielo de Alisa y bloqueando las bolas de fuego de Raidel con su larga capa.

Y en cuanto ambos compañeros tocaron suelo, a varios metros de distancia de Sir Collow, ya estaban rodeados por todos los guardaespaldas, quienes desenfundaron sus grandes y amenazantes hachas en un parpadeo.

—¡Por los nueve infiernos! —maldijo Alisa, mirando a su alrededor con extrema cautela, algo bastante inusual en ella. Ahora que el ataque sorpresa había fallado, matar al gordo iba a resultar mucho más complicado... Todos los guardaespaldas parecían muy bien entrenados...

Pero ella no se dejó intimidar. Nunca lo hacía. En vez de eso, recubrió todo su cuerpo con una fría y glacial capa de hielo.

Mientras tanto, al lado suyo, Raidel prendió su cuerpo en llamas.

Alisa fulminó al muchacho con la mirada, como si quisiera matarlo antes de encargarse de los enemigos reales... pero luego simplemente soltó un suspiro.

—Hey —suspiró ella, dirigiéndose a Raidel—. ¿Quieres morir?

—¿De qué cuernos estás hablando? —gruñó el muchacho, visiblemente confuso y molesto—. ¿Te parece que este es el momento adecuado para pelear entre nosotros?

—Solo aléjate de mí, ¿quieres? Caso contrario, solo lograrás que me maten...

Raidel estaba a punto de contraatacar con un insulto cuando notó a lo que ella se estaba refiriendo.

Resultaba que su fuego estaba derritiendo lentamente el hielo que recubría el cuerpo de Alisa.

—Vamos, ¿qué esperas? —dijo ella con tono impaciente. Luego agitó una mano frente a su nariz—. Apestas.

✡ Guerra de Dioses y Demonios 2: La Ira del Dios de la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora