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Capítulo 135: White Darkness

Raidel y los demás compañeros entraron a la base del White Darkness ante la sorprendida mirada del sujeto de la nariz aguileña que les había dado la misión, ya que no esperaba que tantos individuos hubieran sobrevivido a aquel difícil encargo. Según dijo, solamente tres o cuatro eran los reclutas que solían sobrevivir por cada equipo a la misión asignada para finalmente unirse al White Darkness. Aunque el asombro de este hombre fue mucho mayor cuando supo que ellos tuvieron que enfrentarse contra un gigantesco monstruo de piedra de treinta metros de altura, el cual era controlado por Vlador. El tipo de la nariz aguileña dijo que Vlador no debería ser tan poderoso como para controlar a un monstruo de semejante tamaño. Es más, él mencionó que era difícil encontrar a alguien en aquel continente que pudiera hacer algo similar. Aunque el viejo de las empanadas le respondió diciendo que el monstruo había tenido poderosas runas mágicas inscritas en su cabeza para que Vlador lo pudiera controlar, de modo que eso lo explicó todo.

A continuación, el hombre les envió a otra base, ubicada a las afueras del poderoso Imperio Arkandor, en donde finalmente podrían unirse al White Darkness. Esa había sido la noticia que todos querían oír.

Los siete reclutas subieron una vez más a la casa voladora, en dirección hacia su nuevo destino.

El viaje resultó mucho más largo que el anterior. Arkandor se encontraba bastante lejos. Pero lo bueno de eso fue que tuvieron tiempo de sobra para descansar y conocerse mejor. Incluso charlaron sobre los motivos por los que querían unirse al White Darkness. Raidel casi soltó un suspiro de alivio al escuchar que ninguno de aquellos motivos era especialmente despreciable... a excepción del de Xandor, quien dijo que quería unirse al White Darkness para convertirse en un asesino de élite. Mencionó que quería pertenecer a una de las Cinco Grandes Organizaciones para mejorar sus habilidades y ser temido por todos sus enemigos...

Y luego de tres días de un viaje ininterrumpido, el cual poco a poco se tornó más aburrido y monótono para todos, los compañeros por fin estaban llegando a su destino.

En aquel momento se encontraban sobrevolando la parte occidental del Imperio Arkandor. El muchacho observó con gran asombro que en dicho lugar casi no habían casas comunes. Todas las viviendas eran palacios, o estaban cerca de serlo... Los jardines eran magníficos, y las calles doradas y resplandecientes. El muchacho se preguntó si eran de oro...

Todos los reclutas observaron el espléndido imperio a través las ventanas de aquella pequeña y destartalada casa voladora.

Raidel se permitió esbozar una amplia sonrisa, pensando que la base del White Darkness seguramente debía encontrarse dentro de alguno de aquellos majestuosos y resplandecientes palacios. Sin embargo, la casa voladora continuó con su camino hasta salir del Imperio. Luego sobrevolaron sobre varias montañas rebosantes de árboles y vegetación, en las cuales no había ni una vivienda respetable, solamente algunas cabañas y chozas de vez en cuando.

Y tras unos minutos, la casa se detuvo y empezó a descender sobre un inmenso terreno de cultivo, el cual era tan extenso que debía de medir varios kilómetros cuadrados.

La casa aterrizó sobre aquel lugar y Raidel salió tras todos los demás compañeros.

El muchacho observó con gran decepción que, aparte del campo de cultivo, allí no había nada. Nada de nada. Ni siquiera una cabaña. El suelo estaba cubierto de hierba y el sol brillaba en lo alto en un caluroso cielo despejado.

Raidel y los demás salieron de la casa y caminaron por el terreno, en medio de las papas, zanahorias, tomates, choclos, y demás productos agrícolas. No sabían qué hacer ahora. El hombre de la nariz aguileña no les había dado instrucciones. No les había dicho que aterrizarían en medio de la nada.

✡ Guerra de Dioses y Demonios 2: La Ira del Dios de la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora