✡ CXXV

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Capítulo 125: Colmillo Rojo

Para llegar a su destino, ambos habían tenido que hacer frente a un sinnúmero de peligros que jamás pudieron haber previsto... Lo primero que hicieron al abandonar la montaña Therd fue alistarse como cazarrecompensas por una semana, ya que iban a necesitar una gran cantidad de dinero para el transporte si querían cruzar el continente. Las primeras misiones que les fueron encomendadas habían sido sencillas y de poca importancia. Pero sus increíbles desempeños en batalla habían hecho que las misiones fueran ganando cada vez mayor dificultad. Los rumores de que habían dos poderosos guerreros entre las filas de los cazarrecompensas se esparcieron rápidamente, y fue al sexto día que una familia noble y poderosa los contrató, quienes se mostraron enormemente sorprendidos en cuanto tuvieron la oportunidad de ver el Rem del muchacho con sus propios ojos. Y fue entonces cuando estos nobles llevaron a ambos a su castillo, el cual estaba ubicado a las afueras del reino Fargot. Y en cuanto llegaron se dirigieron al Inmenso patio de Entrenamiento para hacer varias pruebas personalizadas a Raidel y Keila. Y, al final, como era de esperarse, los contratistas concluyeron que ellos solos eran más aptos para la misión.

Ambos compañeros partieron aquella misma noche hacia la profunda densidad del bosque, en donde se rumoreaba que allí estaban habitando últimamente el clan de los Escorpiones Negros, quienes eran una tribu salvaje que se dedicaba al robo, la trata de personas, y al asesinato. Su misión era aniquilarlos.

El espeso bosque era tan extenso que Raidel y Keila tuvieron que buscar a los Escorpiones Negros por dos días enteros, ya que ellos nunca se asentaban en un mismo lugar por mucho tiempo. Y al final fue el humo de una hoguera la que había delatado la posición de los malhechores, la cual se alzaba al cielo con bastante claridad. Ambos no perdieron ni un segundo y se dirigieron hacia el lugar.

Se contaban por cientas. Cientas de tiendas de acampar plegables yacían en el suelo. Era un grupo enorme, tal y como habían dicho los nobles,

Raidel y Keila habían llegado al campamento en medio de la madrugada, sin molestarse siquiera en ocultarse. Y en cuanto se aproximaron al lugar, caminando con tanta tranquilidad como si estuvieran en su casa, los salvajes que se encontraban montando guardia aquella noche, dieron la voz de alarma. Con prominentes gritos advirtieron que habían intrusos e hicieron sonar cuernos que resonaron por todo el lugar.

Y entonces ambos pudieron ver con total calma cómo los miembros de los Escorpiones Negros salían de las innumerables tiendas de acampar en las que habían estado durmiendo, y agarraban apresuradamente sus armas para dirigirse hacia los intrusos, a quienes los rodearon en cuestión de segundos.

Eran hombres mayormente robustos que vestían taparrabos y llevaban largas y enmarañadas barbas, las cuales les daba un aspecto fiero. Sus brazos desnudos estaban cubiertos de tatuajes rojos que tenían diversas formas y tamaños.

Ambos compañeros se fijaron que ellos cargaban lanzas, espadas, hachas, tridentes, dagas, guadañas, y todo tipo de armas.

Y tras la pregunta del hombre que parecía ser el líder, Raidel admitió abiertamente que ellos habían venido a aniquilarlos.

Y no es necesario mencionar que la masacre que se desató a continuación había sido tremenda. Los salvajes eran ciento cincuenta o quizá doscientos, pero Raidel y Keila exterminaron a todos con las manos desnudas, en apenas pocos minutos.

El suelo quedó lleno de cuerpos sin vida, mientras que ambos amigos apenas se habían agitado.

Lo próximo había sido dirigirse al castillo para reclamar la recompensa, la cual fue de trescientas monedas de oro. Una suma exorbitante pero justa, teniendo en cuenta la gran cantidad de enemigos a la que tuvieron que aniquilar.

✡ Guerra de Dioses y Demonios 2: La Ira del Dios de la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora