breves historias que vivirás con tus personajes favoritos del mundo mágico de harry potter, incluyen primera, segunda y tercera generación.
- todas las historias son hechas por mí.
[re-edición por errores ortográficos]
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— ¿Nerviosa? — pregunta Hermione mientras se dirigen al campo de quidditch.
Hoy toca las audiciones para poder entrar al equipo de Gryffindor, quieres ser cazadora desde siempre pero el miedo en aquellos momentos te detuvo, pero este año no será igual.
— No mucho, practiqué mucho estas vacaciones. Estoy preparada. — le regalas una sonrisa para encontrarse con Harry y Ron.
— ¿Lista? por que esperó que seas rápida en esa escoba. — ordenó Harry.
— Potter, te faltaran más de dos pares de gafas para ver lo rápido que iré. — Harry te sonrió para darte con su mano en tu hombro y luego adentrarse al campo.
Ves a Ron.
— Ron, no era necesario toda esa seguridad, lo harás muy bien. Nada de nervios. — tomas de su brazo y se adentran al campo viendo a Hermione caminar hacía las gradas.
— Muy bien chicos... — habla Harry — Saben que esto no les asegura un puesto en el equipo, pero quiero que den todo de ustedes, los estaré observando y seleccionare a los mejores, ¿entendido?
Te das la vuelta para tomar una de las escobas, escuchas una voz a tus espaldas, ruedas los ojos al reconocer aquella voz, Cormac.
— Así que... cazadora ¿eh? — escuchas una pequeña risa.
Te giras para asentir.
— Así es, ¿acaso tienes miedo que en un partido me equivoqué de aro y te de un golpe con la pelota? — muerdes tu labio para sonreír.
— Para nada, solo se me hace interesante.
— ¡Chicos, vengan! — anuncia Harry.
— Suerte, preciosa. — te guiña un ojo para darse lo vuelta y colocarse en su escoba.
— Idiota. — susurras para luego sonreír y elevarte en tú escoba y tomar tu lugar.
[...]
Tomas la pelota entre tus brazos y te impulsas a toda velocidad hacía los aros, estas a punto de ingresar la pelota en el más alto cuándo aparece Cormac.
— ¡Joder! — bufas para verlo reírse y volver a tirar la pelota al equipo.
Era muy bueno.
[...]
Las prácticas han terminado, bajas de nuevo a tierra y quitas los guantes de tus manos, desatas tú cabello y tratas de peinarlo con tus dedos, un gruñido en tu estómago hace que tú mano se dirija a este, mueres de hambre.
Ya vas de salida del campo cuándo alguien te llama.
— ¡Oye! — reconoces la voz de Cormac haciendo que te des la vuelta.
— ¿Si? — alzas tus cejas dudosa.
— Eres muy buena, demasiado buena. Eso me gusta. — lo ves quitarse el pequeño casco.
— Papá fue jugador, de él aprendí todo lo que se. — afirmas.
— Si quieres, ya sabes. Podemos practicar juntos o simplemente venir a jugar entre los dos algún día.
Sonríes para asentir.
— Claro, no estaría mal. — sonríes a para mirar el castillo — Muero de hambre, ¿vienes?
Lo ves asentir.
— Por supuesto. — dejo la escoba en su lugar y volvió contigo.
