breves historias que vivirás con tus personajes favoritos del mundo mágico de harry potter, incluyen primera, segunda y tercera generación.
- todas las historias son hechas por mí.
[re-edición por errores ortográficos]
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— Hoy llega Harry, Mia. — anuncia Hermione entrando a la habitación que compartian en la casa de los Black.
— ¿Él está bien? ¿Los dementores le hicieron daño? — preguntas algo alterada.
— No, logró ahuyentarlos, pero tiene problemas con los del Ministerio. — toma asiento en la cama.
— Debí de imaginarlo. — haces una mueca.
Eras la cuarta entre el grupo de Harry, Ron y Hermione, más que amigos eran una familia, siempre estaban juntos, siempre se ayudaban en todo, pero estos últimos años estan empezando a sentir cosas por él azabache, tratas de olvidarte de ello pero era sumamente difícil.
— ¿Le dirás? — pregunta Hermione.
Negaste ya que sabes a que se refería.
— No. No puedo Hermione, no es fácil acercarte a tú amigo de toda la vida y decirle "Harry, me gustas". — ries por lo bajo ya que no tienes el valor para hacer aquello.
— ¿Y qué tal si él siente lo mismo por ti?
— ¿Qué tal si no? no me quiero arriesgar por ahora.
[...]
Ya han pasado más o menos dos meses desde que salieron de la casa de los Black rumbo a Hogwarts, las miradas hacía Harry tachándolo de mentiroso te hacen sentir mal por él. Sabes que los únicos mentirosos son los editores del diario El Profeta, pero tachar a Harry y a Dumbledore de esa manera, no te gusta para nada. Suficiente tenía Harry con aquel recuerdo del torneo del año pasado cómo para que sigan tratándolo de esa manera tan despectiva.
Te mantienes ahora algo alejada él, quieres saber muy bien si al final será bueno declararle tú amor, tampoco quieres vivir toda una vida alejada de él, además verlo cerca de Cho no te trasmite una buena espina, ¿celos? era lo más seguro.
Quitas la mirada de la ventana que se encuentra en sala común y ves a Ron y a Hermione entrar.
— ¿Y Harry? — preguntas levantándote de tu lugar.
— En su habitación. — dice Ron mientras come algunos dulces.
— Ya regresó. — ves a Hermione asentir, te diriges hacía las escaleras y caminas a las habitaciones de los varones.
Tocas dos veces la puerta y entras sin más.
— Harry. — susurras para entrar por completo y luego cerrar la puerta tras de ti.
Lo ves sentado a la orilla de su cama, se le mira triste, estresado, enojado. Bueno no lo culpas, siempre ha tenido una carga sobre él toda su vida por algo que él no pidió.
Te acercas a él y tomas asiento a su lado.
— ¿Deseas hablar? a veces simplemente es bueno desahogarnos con alguien, sabes que cuentas conmigo. — colocas tú mano en su hombro.
Lo ves girarse para verte.
— La verdad no sé cómo sentirme. Estoy enojado, me irrito demasiado, siento a todos darme la espalda, no puedo con tanto. — lo oyes suspirar.
— Sabes que Hermione, Ron y yo nunca te dares la espalda, puedes ser el elegido, pero sabes que nunca estarás solo. Sé que estos meses me he distanciado un poco y no te culparía si estuvieras enojado conmigo, simplemente necesitaba pensar en algunas cosas, las cuáles pensé que tal vez estaba equivocada y no era así, necesitabas a alguien a tú lado y yo simplemente me aleje y lo siento por eso. — acaricias su mejilla.
— Mia... — susurró — ¿En que pensabas? — preguntó sin más.
Ries por lo bajo.
— En como un azabache con lentes redondos me ha enamorado estos últimos años. — sonríes.
Este te ve con asombro.
— Y si, si te preguntas. Eres tú Potter. Tal vez no sientas nada más que amistad por mí y yo entenderé pero... — ves a Harry negar con su cabeza.
— ¿Cómo estás tan seguro de eso, Mia? — su mirada esta clavada en ti.
Sin más sientes sus finos y fríos labios sobre los tuyos, te quedas inmóvil unos momentos, esto parecía un sueño, pero no, no lo era, tomas de sus mejillas con valor y aceptas su beso.
— Harry... — susurras cerca de sus labios.
— Creó que estabas equivocada. — lo ves sonreír.
— Sin duda lo estaba. — ries para acercarte a él y abrazarlo — No importante que tan solo te sientas a veces, sabes que siempre nos tendrás a tu lado, cueste lo que cueste.
